El alcalde de Meis, José Luis Pérez gestiona ante la Xunta la declaración de "zona catastrófica" tras el fortísimo temporal que el viernes pasado arrancó total o parcialmente el tejado de las iglesias románicas de San Salvador y San Martiño así como una treintena de viviendas, varios invernaderos, hórreos además de tendidos eléctricos y de iluminación además de causar daños en otras infraestructuras.

El municipio ha sido el que más ha sufrido los efectos del "Kurt" y el "Leiv" aunque todos coinciden que el fenómeno eólico que se registró entre las 04.30 y 05.00 horas del viernes fue extraordinario, pues sus consecuencias son la devastación típica de un tornado.

"No fue un temporal homogéneo que provocara daños simultáneos en todos los edificios sino que trazó una trayectoria de forma que afectó más a las construcciones del lado derecho de la autovía", subraya el alcalde.

Así en las parroquias de San Tomé, San Salvador y San Martiño los efectos fueron realmente demoledores, "como si hubiera habido una guerra", exclaman algunos vecinos.

Por fortuna los daños fueron solo materiales porque "ocurrió a esa hora de la madrugada", indica el regidor meisino. Pero por donde cruzó ese supuesto tornado fueron realmente implacables con estructuras que se desplomaron como si fueran de papel.

Es el caso del alpendre de la familia de Marta Torres que al caer aplastó todo lo que había en el interior de este anexo de la vivienda, incluido el coche utilitario, un Opel Astra de 2005.

"Estamos muy afectados pues eran muchas las cosas que se guardaban en el galpón, desde el propio turismo a leña, aperos de labranza o el remolque del tractor cuya máquina se salvó porque tuvo una avería y se encuentra en el taller", subraya la joven.

Y como ella, se acercaron a esta zona cero, los propietarios de una enorme nave, de unos 600 metros cuadrados, que también quedó hecho trizas tras el paso del Kurt. En este caso, la nave que sirvió en su día como gallinero y que en la actualidad era empleada como almacén, tenía una estructura más frágil pues fue construida con vigas de madera y uralita plástica, aunque resistió el paso de otros virulentos temporales como el famoso Hortensia de 1984 que con su fuerza arrasó con todo lo que encontraba a su paso.

Aunque los daños más visibles pertenecen a estas dos construcciones, hubo otras viviendas que tuvieron iguales o más costosos desperfectos.

Especialmente llamativo el derrumbamiento de un cierre de cantería. El fuerte viento derribó por completo la fila superior de la pesada y geométrica estructura de bloques de granito para cuya colocación se hace necesario el uso de una grúa. En esta propiedad también levantó la mitad de un galpón e hizo volar sobre una viña "el portalón automático" y todo lo que había en el interior, explica el propietario.

El fuerte viento también daño la cubierta de la iglesia románica de San Martiño donde habrá que reponer sobre un millar de tejas que en la mañana de ayer estaban rotas por todo el perímetro.

Pero si en San Martiño las consecuencias han sido tremendas, en San Salvador solo fueron un poco menores. La iglesia románica, del siglo XII, también ha perdido parte de su techumbre y varias casas y alpendres han sufrido daños importantes.

Los vecinos señalan que la ráfaga más destructiva fue sobre las cinco de la mañana. "No nos atrevimos a salir a la calle por miedo a que nos cayera una teja o una farola encima pero el estruendo fue tremendo", asegura uno de ellos.

Pasado dos días observan que los daños son elevados y de hecho en una casa situada enfrente de la iglesia se quedó sin la mitad de la cubierta. "Volaron tejas de todas las aguas pero parece que azotó más de uno de los lados", explican.

El fuerte viento derribó también un pequeño alpendre en el que un vecino guarda sus útiles de labranza y que ese día "no había guardado el tractor". Ayer estaba a cielo abierto y sin nada el interior. En otras casas desaparecieron algunas tejas y los canalones por lo que consideran que sus daños "son solo una anécdota frente a todo lo que ocurrió".

Y es que los vecinos siguen sin explicarse, dos días después, cómo es posible que el temporal solo destruyese de forma aleatoria unas construcciones mientras que otras resistieron como si nada hubiera ocurrido. Los vecinos confían en que se pueda encontrar la explicación aunque todos coinciden en que el vendaval fue extraordinario.