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En busca de la tercera lápida de la capilla de Mosteiro

La restauración de la ermita incluye unas catas arqueológicas que permitirán arrojar luz sobre las incógnitas que rodean su pasado

Dos obreros retiran las juntas de mortero de los sillares. // Noé Parga

En el interior de la capilla de Mosteiro se conservan a la vista dos viejas laudas: una es de un caballero que sostiene una espada sobre su pecho; la otra de un monje en actitud orante. Pero según el historiador pontevedrés Hipólito de Sá Bravo hay una tercera, que llevaría más de medio siglo oculta por la capa de cemento que cubre el suelo. ¿Existe de verdad esa tercera lápida? Nadie puede asegurarlo con rotundidad. Pero este y otros misterios artísticos podrían resolverse este mismo invierno.

La empresa Construcciones Abal lleva a cabo desde hace mes y medio los trabajos de restauración integral de la capilla de Mosteiro (Meis), una ermita de estilo románico que se cree que fue levantada en el siglo X, y que estuvo vinculada a un monasterio benedictino hasta el XVII. Estos trabajos incluyen unas catas arqueológicas tanto dentro de la construcción como en el atrio, y se espera que estas catas puedan arrojar alguna luz sobre esos pequeños, pero apasionantes, enigmas que plantea siempre cualquier edificio antiguo.

Entre las dos laudas que han llegado hasta la actualidad existe un gran escudo de piedra, también a la vista, con las cinco estrellas del blasón de los Fonseca. Esa es la inscripción, según Sá Bravo, que adorna la lauda que falta, de ahí que los técnicos crean que si en efecto quedó enterrada bajo el cemento a mediados del siglo pasado ahora saldrá a la luz en los sondeos que van a hacerse.

Estas catas arqueológicas permitirán por lo tanto mejorar el conocimiento que se tiene de uno de los monumentos románicos más importantes de la comarca de O Salnés, junto a iglesias como las de Sobrán, Caleiro, Simes, Meaño o Armenteira. Otra de las incógnitas que se resolverán con esa prospección es qué suelo tenía la capilla antes de que se alfombrase con cemento. "No sabemos si era pétreo o terreño", plantea un portavoz de Construcciones Abal, una empresa de Meis que tiene sus oficinas también en Mosteiro, a menos de un kilómetro de distancia de la capilla. "Dependiendo del resultado de esas catas, los técnicos de Patrimonio nos dirán después que hacemos con el pavimento".

Eliminar añadidos

La capilla de Mosteiro tenía muchos problemas por el mal estado de su cubierta, con la consiguiente filtración de humedades. Es la Diputación quien ahora financia su restauración, que está presupuestada en 187.000 euros.

La actuación que se está acometiendo tiene un carácter integral, y uno de sus cometidos será el de eliminar algunos elementos modernos. Así, por ejemplo, se va a retirar el falso techo de madera, y quedará una cubierta a la vista con cerchas de iroko -una madera tropical que se utiliza sobre todo en exteriores debido a su dureza- y correas de madera maciza.

Se están abriendo todas las juntas de los sillares para quitar el mortero de cemento empleado en ellas, y que es un material muy perjudicial para la piedra debido a su dureza y su alto contenido en sales. También se restaurará la tribuna del coro, a cuya madera se le aplicará un tratamiento con lasur, un material especial que penetra en la madera, pero que la deja transpirar. Se van a arreglar las pequeñas vidrieras del ábside, se ha llevado a reparar la campana, que estaba prácticamente corroída por los óxidos del bronce, y las puertas lucirán como nuevas después de que en un taller se les haga una prueba para determinar si antiguamente estuvieron policromadas. "Se intenta ser lo más respetuoso posible con lo que se supone que era el estado original de la capilla", explican en la empresa. De todos modos, la actuación de mayor calado será la sustitución de la cubierta.

Por fuera, se va a limpiar bien la piedra, se abrirá una zanja drenante por el perímetro para evitar que entre en la ermita la humedad por condensación, se empedrará el atrio, se plantarán unos árboles y se van a colocar unos focos para iluminar desde abajo el monumento, realzando su figura por las noches. Unas obras que harán justicia a una joya que ya es milenaria.

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