Las comarcas de O Salnés y Barbanza, el territorio del Ullán y la ría de Arousa tratan de recuperarse tras una jornada especialmente complicada a causa del fuerte temporal de viento, con rachas registradas oficialmente de más de 137 kilómetros por hora, aunque nadie duda de que en algunos puntos se superó con creces esa velocidad.

Fue ayer de madrugada cuando el fenómeno meteorológico adverso bautizado como "Kurt" entró por la boca de la ría cargado de esos fuertes vientos -137 kilómetros por hora en Sálvora, 119 en A Lanzada y 117 en Corrubedo-, aunque con poca lluvia, para causar los mayores estragos de la jornada, especialmente en el Concello de Meis y entre la flota.

Ya por la tarde sería el temporal "Leiv", también con fuertes rachas, pero sobre todo con precipitaciones abundantes, el que iba a encargarse de rematar la faena.

Afortunadamente, y por extraño que pueda parecer, a pesar de la magnitud de los desperfectos materiales y la existencia de algún que otro "tornado", en palabras de vecinos y servicios de emergencia, no hay que lamentar daños personales de consideración.

Y eso que volaron tejados, portales y ventanas, cayeron tejas y uralitas, se hundieron embarcaciones y se desplomaron postes del tendido eléctrico y telefónico, algunos sobre carreteras, muchas de ellas cortadas durante largo tiempo.

Sin olvidar las bateas a la deriva, coches aplastados por la caída de naves enteras sobre ellos, iglesias con la estructura dañada y un largo etcétera de sucesos más.

A lo que se sumaron los desperfectos de costumbre, tales como contenedores, señales y vallas tirados y árboles caídos, algunos de los cuales obligaron a interrumpir la circulación tanto en vías secundarias como en las principales carreteras de la comarca.

Entre ellas la PO-548 entre Pontecesures y Vilagarcía, especialmente a la altura de Abalo y Bamio, en los límites fronterizos entre el municipio vilagarciano y Catoira, cortada al tráfico por este motivo al menos en dos ocasiones a lo largo del día. Incluso cayó uno en el colegio de A Escardia (Vilagarcía) que afectó la estación de autobuses anexa.

Sin salir de esta localidad es igual de reseñable lo sucedido en Rubiáns, donde el techo del centro sociocultural salió despedido por el viento.

Lo cierto es que el parte es interminable, e incluso habla de dificultades en la circulación de trenes y de un río Umia desbordado, a pesar de la alerta por sequía.

A primera hora de la mañana donde más parecía haber actuado el temporal era en los municipios situados hacia el exterior de la ría, como Ribeira y O Grove, en este último caso no solo por los cuantiosos daños sufridos por la flota e instalaciones portuarias como las de Porto Meloxo, sino también por las consecuencias del fuerte viento en la isla de A Toxa, donde la caída de árboles destrozó incluso parte del restaurante del Club de Golf La Toja.

La fuerza del viento y del oleaje fue tal en O Grove, y en Sanxenxo, que el paseo marítimo de A Lanzada fue arrancado y acabó sobre la carretera, mientras allí mismo algunas personas aprovechaban para acercarse lo máximo posible a la línea de rompiente para sacar fotografías o tomar vídeos del embravecido Atlántico.

Mientras marineros y mariscadores trataban de reflotar las embarcaciones hundidas y se remolcaban bateas para devolverlas a sus fondeos, los focos de atención se desplazaron hacia el Concello de Meis.

Y es que allí lo que pudieron ser "uno o varios tornados", según el vecindario, destruyeron galpones, afectaron de manera grave a viviendas y arrancaron invernaderos, como también sucedía en Cambados, Ribadumia y Meaño.

Pero para entender mejor lo sucedido quizás sea bueno resumir -solo resumir- el balance ofrecido por los servicios de emergencias después de una madrugada intensa y una tarde igual de movida.

Desde el servicio de Emerxencias Vilagarcía dan cuenta de los problemas antes citados, pero también de árboles caídos en O Preguntoiro, Outeiro, Cachadiñas, Faxilde o Castro Alobre. Igual que cayeron tejas o trozos de fachadas en San Roque, Faxilde y Bouza de Abaixo; junto a vallas publicitarias, señales, rótulos y todo tipo de elementos a lo largo y ancho de la localidad, también salpicada de contenedores tirados y sin luz durante buena parte del día en diferentes zonas.

Al cierre de esta edición este servicio actuaba en la avenida Rosalía de Castro por el desprendimiento de planchas metálicas de grandes dimensiones.

En Cambados, Protección Civil realizó 23 operativos de limpieza de arquetas, tuvo que cortar o retirar 16 árboles, recoger 39 contenedores y limpiar once vías por presencia de tejas, canalones, señales y demás.

El mismo servicio da cuenta de la rotura de tres postes de del tendido eléctrico y de la retirada de un par de carteles, además de constatar que el viento arrancó parte del tejado de la escuela unitaria de Vilariño y que rompió un crucero de piedra en el lugar de O Cruceiro.

En Cambados también quedó dañada la iglesia parroquial, con la cristalera de su parte frontal rota, y fue preciso cerrar el parque de Torrado debido a la caída de árboles, que es lo mismo que se hizo en Vilagarcía con el de Compostela; al igual que se cerró el de O Cavadelo y demás parques públicos.

En Emerxencias de O Grove informan, al repasar los operativos, de árboles caídos en San Vicente, A Toxa, Estonllo y O Carreiro, contenedores esparcidos por casi todo el pueblo y una caseta de socorrismo destrozada en A Lanzada, donde lo más grave fue la rotura del paseo marítimo y el hecho de que la carretera se cubriera de la arena desplazada desde el cordón dunar.

Sin salir de la península meca pueden citarse señales, trozos de fachada y farolas caídas, así como bolsas de agua en la calzada y un sinfín de daños en los puertos de Meloxo y Pedras Negras. Por caer cayó hasta el muro que cierra el recinto del cuartel de la Guardia Civil.

Por cierto, que algunos vecinos alegan que estuvieron sin luz durante al menos doce horas, como sucedió en Reboredo.

En Catoira todo giró en torno a los contenedores y árboles caídos, tanto en Coaxe como en el entorno de la playa fluvial y en Abalo.

Algo parecido indicaban por la mañana en Pontecesures, donde Protección Civil apuntaba como únicos daños la caída de contenedores y árboles. Que es lo mismo que sucedió en Meaño y en localidades como Ribadumia.

Nada que ver, desde luego, con la apreciación del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) y la Policía Local de Valga, donde definieron la madrugada como "una noche de perros".

Y es que "estuvo cortado el suministro eléctrico y el telefónico, los contenedores quedaron tirados por todas partes y cayeron muros, carteles de obra y tejados, además de tener que limpiar viales completamente cubiertos de troncos, ramas y demás restos, por lo que se hacía especialmente peligroso circular".

El GES de Valga tuvo que retirar árboles en Torre, Devesa, Igrexa, Rúa Nova, Forno, Outeiro, Cordeiro, Moldes, Fontenlo, Carballiño, Bronllo, Magariños, Cerneira y el Camiño Portugués, entre otros lugares.

Incluso se desplazaron a Caldas para cortar un roble que obstaculizó tres carriles de la carretera Nacional 550, como eliminaron los que impedían circular libremente por la PO-548 Pontecesures-Vilagarcía.

Desde Protección Civil de Meis informaron de los daños producidos de madrugada en la gasolinera de la autovía, varias naves almacén y viviendas, así como de la caída de árboles sobre el tendido eléctrico y telefónico, y especialmente en Mosteiro, San Lorenzo y Armenteira.

La Diputación también habla de la presencia de un tornado en Meis y destaca que sus brigadas actuaron por la caída de un árbol de grandes dimensiones sobre el tendido eléctrico y telefónico en la carretera EP-9405, que estuvo parcialmente cerrada entre Barrantes y Armenteira. Al igual que quitaron los árboles entre Samieira y Busto, de Mosteiro a Barrantes, en Santo Tomé, San Salvador y Pontearnelas, en casi todos los casos con cortes de tráfico importantes.

En Vilanova tuvieron que atender la caída de uralitas, siendo preciso cortar una calle al lado de la iglesia, mientras que en O Esteiro rompió un poste telefónico.

En este mismo municipio intervinieron los bomberos del parque de Vilagarcía para retirar el pararrayos caído en la iglesia y asegurar o anular tejas, canalones y otros elementos sueltos en diferentes lugares, como hicieron en Saiar, la propia ciudad vilagarciana, Baión o Meis.

Y así estuvieron los servicios de emergencias hasta la madrugada de hoy, cuando las intensas precipitaciones estaban siendo el principal motivo de preocupación.