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Las aves invernantes aumentan su presencia respecto al año anterior en la ensenada grovense

El Concello recuerda a través del PIO que diciembre y enero son los meses más apropiados para disfrutar del "festival de las aves"

Una foto de Juan Gómez para PIO que muestra una bandada de ánades silbones en O Grove.

Ahora que comienza el invierno el Proyecto de Inversión Ornitológica (PIO) de O Grove da cuenta de una buena noticia, como es que parece haber aumentado el número de aves que se refugian en este municipio, y muy especialmente en la conocida como ensenada de O Bao, en el complejo intermareal.

No cabe duda de que se trata de uno de los lugares más importantes de Galicia y España para la observación de aves, sobre todo aprovechando sus movimientos migracionales, tanto en primavera como en otoño e invierno.

De ello ya se informó en otras ocasiones, pero ahora la situación parece más llamativa, a juzgar por las reflexiones que el Concello meco lanza a través del PIO.

El censo del invierno pasado

A modo de ejemplo se detalla que el invierno pasado este espacio natural privilegiado tuvo una acogida de aves acuáticas más floja de lo habitual, "sin embargo este año la cantidad de invernantes es mucho más potente", y así lo demuestra, entre otras cosas, el hecho de que "los ánades silbones (Anas penelope) duplican en número a los del invierno anterior".

En aquella ocasión, cabe apuntar, se habían censado 773 ánades silbones, además de 507 ejemplares de cerceta común, 1.120 de ánade real, 239 de ánade rabudo, 33 de zampullín chico, 215 de cormorán grande y 111 de garceta común.

Junto a esas especies fueron vistas, y este año repiten presencia, la garceta grande, garza real (191 ejemplares el pasado invierno), espátula (198), ostrero euroasiático (548), chorlitejo grande (309), chorlito dorado (34), chorlito gris (1.034 individuos), correlimos gordo (41), correlimos tridáctilo (79) y correlimos común, con nada menos que 6.259 ejemplares.

A ellos se sumaron aguja colinegra (592 aves), aguja colipinta (191), zarapito trinador (117), zarapito real (282), archibebe común (540), archibebe claro (182), vuelvepiedras (134 individuos), gaviota cabecinegra (1.212), gaviota reidora (1.232), gaviota patiamarilla (1.283), gavión atlántico (31) y otras muchas especies hasta sumar más de 18.000 aves acuáticas cada invierno; incluso con posibilidad de recibir algunas tan raras o inusuales por estas latitudes como el flamenco rosado.

La presencia de todos estos pájaros en el Complejo Intermareal Umia-O Grove, que forma parte de la Reserva Ornitológica de O Grove, gestionada por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), constituye lo que en PIO definen como "festival de las aves", por lo que una vez más se hace constar que "los meses de diciembre y enero son los más apropiados para la observación de aves acuáticas y de todas aquellas que se mueven por el entorno de este espacio".

Eso sí, los interesados en disfrutar de las aves deben tener muy presente que, "por ser este espacio un intermareal, está sujeto al capricho de las mareas, por lo que es muy importante tener en cuenta su estado, siendo las más adecuadas (para ver los pájaros) las medias mareas, sobre todo tres o cuatro horas después de la pleamar".

Así lo detallan en el PIO, donde haciendo gala de su vertiente más didáctica explican el proceso migracional que se repite "cada año cuando las aves que nacen en el norte de Europa alcanzan el final del verano".

La odisea migratoria

En ese instante, antesala del letargo invernal, el descenso brusco de temperaturas y de horas de luz se traducen en una reducción de alimento, y eso hace que muchas especies de aves opten por iniciar "una odisea migratoria rumbo al continente africano, donde encuentran lugares más propicios -y cálidos- para pasar el invierno".

Durante tales migraciones hacia el sur "las aves pasan por la Península Ibérica, que actúa de puente entre el continente europeo y el africano, y aquí en España localizan sitios idóneos donde descansar y alimentarse durante la migración, o incluso donde quedarse a invernar esperando que llegue la primavera".

Es así como entra en juego la península meca, un refugio para gran cantidad de especies que en el Complejo Intermareal Umia-O Grove, llamado también ensenada de O Vao.

El por qué del tirón que ejerce esta zona entre esas aves tiene fácil explicación: "Este amplio intermareal es un espacio protegido de los rigores del invierno y muy fértil, ya que cuando las mareas se retiran, descubren fondos fangosos, bancos de arena y praderas marinas de zoostera, zonas ricas en nutrientes en los que las distintas especies se alimentan cada día".

Reserva Ornitológica

De ahí que el humedal esté amparado por la Red Natura 2000, además de estar considerado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) como "la principal zona de invernada y paso migratorio de aves acuáticas de Galicia y una de las más importante del litoral norte peninsular, tanto en diversidad como en número".

Por cierto, que esa Reserva Ornitológica de O Grove, cabe recordar, es la primera de Galicia, la más grande de España y la única del país que cuenta con medio marino.

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