El concejal crítico del grupo municipal de Esquerda Unida en Vilagarcía, Miguel Alves, denuncia que diez días después de que el Consello Político Nacional decidiese disolver la agrupación local y la comarcal de Arousa, la afiliación vilagarciana "aún no recibió ninguna comunicación oficial de la dirección gallega" al respecto.

Entiende Alves que la disolución de una agrupación "es una medida extrema y de tiempo limitado" y que la gestora "anunciada por los medios" debería convocar la asamblea local para elegir el Consello Político Local.

Por otra parte, el edil considera "antiestatutaria" la insinuación del portavoz del grupo municipal, Jesús López, "de que la voluntad de la asamblea local y derechos básicos de la afiliación puedan sustituirse por el grupo municipal". El concejal admite que el local de la calle Agustín Romero -del que López cambió la cerradura siguiendo las recomendaciones de la dirección del partido- lo paga el grupo municipal, si bien apunta que hace años se acordó que fuese "para el disfrute de la organización". De ahí que Alves, Ramón Bueno y militantes afines se reuniesen los miércoles a modo de asamblea.

El concejal crítico destaca que el grupo municipal "no está reconocido como órgano en los estatutos" y que por tanto no tiene potestad para tomar decisiones. "La posición de Esquerda Unida en los plenos se toma en asamblea", insiste.