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Ignacio Iglesias Villanueva: "A veces nos equivocamos, pero nunca se puede dudar de la honestidad de un árbitro"

Fue invitado por el Ribadumia a dar una charla sobre la labor de su colectivo

Iglesias Villanueva, antes de dar su charla en Ribadumia. // Noé Parga

-Usted es árbitro en Primera División y ha pasado por todas las competiciones. ¿Es más difícil arbitrar cuanto más alto es la categoría o viceversa?

-Podríamos decir que es más fácil porque el nivel de contactos quizá es menor cuanto más rápido circula el balón, pero hay un factor diferencial que es todo lo que envuelve el fútbol profesional. Lo mediático, lo económico.... El fútbol no deja de ser once contra once en cualquier categoría, pero la repercusión mediática es muy diferente. No hay que olvidar además que los clubes son empresas y se están jugando su futuro sobre el campo.

-Una cuestión que también debe quedar clara es el trabajo diario que ustedes realizan como profesionales que son. ¿Cuál es su rutina semanal de entrenamientos?

-Eso es un poco lo que he comentado en la charla en Ribadumia. Trabajamos diariamente con un preparador físico y subimos los entrenamientos a una plataforma para asesoramiento desde Madrid por parte del preparador físico del Colegio de Árbitros. Además cada tres meses tenemos las pruebas físicas que si no las pasamos nos sancionan y si no las pasamos en dos ocasiones no podremos seguir arbitrando. Esto nos obliga a estar muy preparados. La Primera División te demanda esa exigencia. Es uno de los cambios que más se nota. La velocidad del juego y el que cuando arbitras a determinados equipos con jugadores tan imprevisibles a la hora de jugar.

-Ahí están también cuestiones técnicas de posicionamiento, señalización o coordinación con los lauxiliares. Algo que pasa desapercibido para mucha gente.

-Entrenamos la parte táctica y como nos movemos en el campo. Hacemos un seguimiento de cómo juegan. Tenemos un conocimiento previo de cómo juegan los equipos. En los campos tenemos una serie de movimientos, pero hay una parte de azar que también juega. Luego a la hora de tomar una decisión hay situaciones en las que hay que saber que todos estamos en movimiento, ángulos de visión que hace que veas mejor a peor una jugada. Y no todo es negro o blanco porque hay grises.

La visión del árbitro en el fútbol moderno va mejorando año tras año. Detrás de esos silbatos existen unos auténticos deportistas y en casos, como los de Ignacio Iglesias Villanueva, profesionales de una labor que conlleva una altísima carga de responsabilidad en el actual fútbol millonario y que les supone un alto nivel de exigencia.

-Nadie mejor que usted para hablar de lo importante que es la labor del arbitraje no solo en el fútbol sino en el deporte.

-En cualquier deporte el árbitro tiene mucha relevancia. Nos hemos ganado ese derecho a través de nuestro trabajo. Ahora hay muchos árbitros jóvenes. El arbitraje es una escuela de vida. Te aporta una serie de valores que puedes aplicar en tu vida personal y lo digo por propia experiencia. Está cambiando la visión del árbitro. De verlo como una persona rara o solitaria, ahora se respeta poco a poco como un deportista más.

-¿Cómo y cuándo se dio cuenta usted de que el arbitraje le llenaba en su faceta como deportista?

-Muy pronto. Empecé con 14 años. Al principio no me atraía el arbitrar porque mis amigos jugaban al fútbol. Sin embargo, al poco tiempo de empezar me gustó la sensación de tomar decisiones y valorar lo que sucedía sobre el terreno de juego. Y luego un poco me motivó también el entorno que había alrededor del arbitraje. Detrás de lo que pasa en los noventa minutos hay un colectivo unido. Además mis mejores amigos están en el arbitraje y estoy muy orgulloso de ello.

-Lo cierto es que desgraciadamente el árbitro muchas veces se convierte en el desahogo o la excusa de muchas cosas que suceden en el deporte.

-Es evidente que el árbitro es fácil echarle la culpa. Nunca vamos a protestar, somos un blanco fácil para culpabilizar y desviar la atención. Es cierto que a veces nos equivocamos, pero lo que nunca se puede poner en duda es la honestidad de un árbitro.

-¿Quizá esa demonización de labor de su colectivo juegue en contra de que haya una mayor cantidad de árbitros o el fútbol no tiene problema en este sentido?

-Tenemos muy mala prensa. Pero a los chicos que dan el paso y se ponen a arbitrar los estamos cuidando mucho. Antes entrabas a arbitrar a pecho descubierto. Ahora hay un cursillo de tres meses, prácticas, se les acompaña a los campos en sus primeros partidos, hay un seguimiento y una preparación que antes no teníamos. Se ha transformado en un modo de estar dentro del deporte y también en un modo de vida.

-¿Se están dando pasos hacia adelante en el respeto a la labor arbitral?

-Afortunadamente hay una línea de sensibilización. La gente, afortunadamente, nos conoce más. Hoy (por ayer) me ha invitado un club como el Ribadumia a dar una charla y eso es una gran iniciativa. La gente tiene cada vez más conocimiento de la labor de un árbitro de fútbol. Ahora también los entrenadores de la base están obligados a tener un curso de monitor para conocer las reglas de juego. Ellos deben ser educadores de personas más que entrenadores. Esta iniciativa es muy buena a través de la Federación Gallega. Además de entrenar y competir la faceta de educar a los chicos y transmitirles valores a través del fútbol es muy importante. Es muy bueno que haya esa exigencia y que no entre cualquier a ponerse a entrenar a niños y dar malos ejemplos.

-La educación deportiva es una cuestión capital en la modernización y en el respeto de cada modalidad. ¿Se puede llegar en el fútbol a casos como en el rugby, en el que incluso se trata al árbitro de usted.

-El respeto es fundamental, pero tiene que haberlo en el fútbol y en cualquier deporte. Ese tercer tiempo que hay en el rugby en el fútbol no lo veo y menos en el fútbol profesional. Sí puede tener recorrido en el fútbol base y sería una iniciativa a estudiar. Pero el rugby es una isla en medio del océano del resto de deportes. Casi utópico y difícil todo lo que sucede en él e igualmente ejemplar.

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