Los días de lluvia aumenta la intensidad de la amenaza de las avispas. Varios vecinos señalan que se agolpan en los cristales de las ventanas de los edificios, llegando incluso a golpear contra el vidrio unos insectos de un tamaño muy por encima de la media.

Carlos Calvo apuntó incluso que "en los días de sol se amontonan en una de las fachadas que tiene una pared blanca, pero es cuando llueve cuando más se alteran y más se acumulan en las ventanas".

Advierte el responsable de mantenimiento del edificio que "a una señora ya le picaron en una mano y hasta hay algún vecino que fue capaz de meter una en un bote impresionado del tamaño que tienen".