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"Falta concienciación y educación contra el botellón"

El colectivo Areva pide firmeza "a las autoridades y a los padres" para evitar el consumo de alcohol a edades muy tempranas

La asociación Areva repartió ayer en Vilagarcía cócteles sin alcohol. // Noé Parga

"El botellón es el arranque, el punto de partida para llegar a ser un enfermo alcohólico". Quien lo afirma es Nemesio Portas, presidente de la asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Vilagarcía (Areva), y habla con la autoridad que le confiere el haber sufrido esta adicción en primera persona. El colectivo se sumó ayer a las conmemoraciones del Día mundial sin alcohol, que para ellos es una jornada "de fiesta", "un día más sin beber". Con una caseta informativa en la Plaza de Galicia y el reparto gratuito de cócteles sin alcohol lanzaron su mensaje a la población e hicieron un llamamiento a una mayor "concienciación" sobre esta problemática y, especialmente, sobre el consumo de grandes cantidades de alcohol a edades muy tempranas debido al fenómeno conocido popularmente como "botellón".

Nemesio Portas apela a las autoridades, los padres y la escuela para frenar esta costumbre. De las primeras lamenta que "no hagan cumplir las leyes, porque está terminantemente prohibido beber en la calle y, sobre todo, grandes cantidades como se ve habitualmente. Y sin embargo, lo permiten", dice en tono crítico. El presidente de Areva también "abronca" a algunos padres, que "abandonan a los hijos a su suerte. No tienen cuidado ninguno, no les marcan unas pautas, una hora de regreso a casa ni vigilan con quiénes están o a dónde van". De algunos dice que "incluso lo ven como algo bueno (que sus hijos menores acudan a botellones), como una alegría para que se hagan hombres o mujeres". Falta "concienciación y educación", incide Portas, que no entiende cómo "a estas alturas no se imparten en las escuelas clases sobre alcoholismo. Hay chavales de 13 o 14 años que solo piensan en el botellón y que no tienen a nadie que les diga que el alcohol es malo para la salud y, mucho más, a esas edades".

Nemesio Portas advierte de las consecuencias del consumo entre los más jóvenes. "El botellón es la puerta al alcoholismo. Por ahí se empieza y cuanto más pronto se empieza a beber antes se puede llegar a ser un enfermo alcohólico, un dependiente. Y no es solo la adicción que se adquiere, sino los efectos en la salud. Si a un hígado que aún está en fase de desarrollo ya lo dañas con alcohol, poca vida le queda", indica. "Hay bebidas sabrosísimas que no tienen alcohol" y ayer las repartieron entre las personas que transitaban por la Plaza de Galicia para hacerlas partícipes sobre esta situación y animarlos a reflexionar sobre ella.

"El cuerpo pide cada vez más"

Los integrantes de Areva son todos alcohólicos rehabilitados. La asociación ofrece a quienes acuden en busca de ayuda para dejar el alcohol servicio de terapeuta y psicólogo. Coopera también con ellos y muy activamente, explica el presidente, el servicio de psiquiatría del Spad. Sus usuarios son de muy distintas procedencias ya que el colectivo abarca el territorio comprendido entre Santiago, Pontevedra y A Estrada. "Beber un día de fiesta o dos no significa estar enfermo. Cuando necesitas cierta cantidad de alcohol es cuando salta la alarma, el organismo va pidiendo cada vez más y más cantidad y al final ya no sirves para nada", relata por experiencia propia. Portas ahonda, además, en los efectos que el alcohol puede causar en el seno familiar. "Puede llegar a deshacer una familia", advierte, tanto en el aspecto económico como en el afectivo. "El enfermo necesita dinero para beber y al estar enganchado puede llegar a poner en riesgo su trabajo, a quedarse sin él o a que nadie quiera contratarlo porque físicamente no es capaz", comenta. Por otra parte, "si no hay alcohol va a descargar en las personas que más quiere, en los más cercanos, ya sean sus padres, hermanos o pareja". Es "una cadena" que, reitera, puede llegar a "acabar con una familia".

De ahí que inste a las personas que puedan verse en esta situación, atrapados por la adicción, a aceptar la ayuda que ofrecen colectivos como Areva o los propios médicos de cabecera. "El 99% de las personas que acuden a terapia, se rehabilitan". Eso sí, añade "el enfermo alcohólico nunca se cura".

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