Con dos semanas de adelanto sobre lo que inicialmente estaba previsto, a petición de cofradías como la de O Grove -la más importante de Galicia para este recurso-, hoy comienza la campaña de pesca del centollo -también la del buey de mar- en las provincias de A Coruña y Pontevedra. Por este motivo Gardacostas de Galicia se dispone a reforzar el control ejercido por tierra, mar y aire durante las últimas semanas.

Si hasta ahora los funcionarios de este departamento dependiente de la Consellería do Mar centraban sus esfuerzos en combatir la pesca ilegal, ya que el centollo es tradicionalmente la especie más castigada por esta práctica tanto en verano como antes del inicio de cada temporada de pesca, desde esta misma mañana los vigilantes van a comprobar también que la flota respete las normas establecidas.

Esto supone hacer todo lo posible para que los centoleiros se ajusten tanto a los horarios de faena como a los topes diarios de captura y a las limitaciones para el tamaño de las redes.

Sobre todo en lo concerniente a los populares miños, un arte de enmalle fija al fondo formada por tres paños de red superpuestos, similar al trasmallo -del que se diferencia por su mayor tamaño y amplitud de sus mallas- que es el arte dominante en esta campaña, de ahí que con ellos la flota artesanal logre el 70 % de las descargas, mientras que el 30% restante procede de la pesca con trasmallos, nasas y raeiras.

Sabedora de la existencia de este importante plan de control, la flota de enmalle -que es como se conoce a los barcos de pesca que emplean este tipo de redes- zarpa esta mañana de puerto para largar sus aparejos a partir de las 10.00 horas y proceder a levantarlos ya en la madrugada o la mañana del lunes.

La legislación es clara en este sentido y advierte de que "a partir de las 9.00 horas del domingo las embarcaciones podrán salir del puerto, pero no podrán calar los miños hasta las 10.00 horas, y no podrán ser levantados antes de las 00.00 horas del lunes".

Durante ese período de espera, mientras las redes pescan, "los buques deberán regresar al puerto y permanecer en él".

Así pues será mañana cuando empiecen a llegar a lonja y a los mercados las primeras capturas de la temporada. Aunque bien es cierto que, como se explicaba ayer, puede que no sean abundantes, ya que la intensa luna llena juega en contra de los intereses de los pescadores, puesto que el crustáceo tiende a moverse menos y no "enmalla".

De cualquier modo, tanto si va a ser un año de abundancia como de escasez, el sector sabe que debe respetar los topes, establecidos en 35 kilos diarios de producto por cada embarcación, junto a 35 kilogramos más por cada marinero enrolado a bordo en cada jornada de faena.