Óscar Pardo Planas (Cambados, 1988) fue el pionero del activo movimiento de blogs de temática política que existen en la localidad, y formó parte de la candidatura del BNG en las elecciones municipales de 2011. En 2013 se mudó a Estados Unidos para trabajar. Ingeniero químico de formación, actualmente es investigador de la Oklahoma State University, situada en Stillwater. Investiga los procesos biológicos que permiten obtener biocombustibles o enzimas a través de determinados microorganismos. Pero la política sigue apasionándole, tanto la de Cambados como la de su país de adopción.
-¿Por qué ganó Donald Trump?
-Porque el Partido Demócrata no supo, o no quiso leer la realidad del país, con una clase media estancada o en declive desde hace décadas, con zonas antes industriales que perdieron actividad por los tratados de libre comercio. Hay familias donde sus miembros tienen hasta dos o tres empleos para llegar a fin de mes. Hay un electorado harto del llamado "establishment". Y frente a esto, el Partido Demócrata decidió darle ventaja a Hillary Clinton, que encarna ese perfil de "establishment", frente a Bernie Sanders, que habría ganado estas elecciones cómodamente. La razón era que Sanders suponía aire fresco frente a ese "establishment" y políticas realmente progresistas, que generaban mucho entusiasmo en el electorado. Pero ante dos candidatos muy poco populares (Clinton y Trump), las salidas de tono de Trump pesaron menos que el cansancio de la gente por la clase política que representa Clinton. Trump jugó la baza antitratado de libre comercio, y así ganó estados de los demócratas, como Pensilvania o Michigan, el epicentro de esa desindustrialización.
-Sostiene que Sanders hubiese vencido a Trump. ¿No le pesaría a Sanders la etiqueta de socialista en un país con tanta aversión por la izquierda política?
-La palabra socialista está estigmatizada en Estados Unidos y se utiliza incluso peyorativamente. Hasta que llegó Bernie Sanders, por lo menos. Porque Sanders comenzó en la primavera de 2015 como un completo desconocido, con menos del tres por ciento de intención de voto, y tiempo después llegó a disputarle la nominación a la mismísima Hillary Clinton. Hoy, tras la campaña, creo que el término "democratic socialist" (socialista democrático) que usaba Sanders ya es visto como algo normal en este país. De hecho, hay encuestas que demuestran que el término "socialist" ya es visto más favorablemente que desfavorablemente entre los menores de 30 años.
-Usted, como extranjero, ¿tiene miedo de lo que pueda suceder a partir de ahora?
-La respuesta corta es no. Pero obviamente no es el mejor ejemplo que una persona que desprecia a las minorías, que se mofa de discapacitados o que insulta a las mujeres pueda ser presidente de un país, y en concreto de uno tan influyente como Estados Unidos. Es francamente aterrador que gane este discurso xenófobo y de odio. A mí personalmente no creo que me vaya a afectar porque tampoco pienso quedarme aquí mucho tiempo más, pero sí que le afectará a personas que a corto o medio plazo quieran venir a Estados Unidos a trabajar como hice yo hace años. Lo que me preocupa en este sentido no es solo la Presidencia, sino la conjunción de Presidencia y de las dos Cámaras para los republicanos, a lo que hay que añadir el Tribunal Supremo. Nos esperan políticas muy conservadoras en lo social y neoliberales en lo económico. Nada bueno. Lo único algo positivo es que Donald Trump parece querer jugar un papel menos intervencionista en el exterior, con menos acción militar de lo que habría sido con una presidencia de Hillary Clinton.
-¿Ejecutará los polémicos proyectos que anunció en campaña, como el muro con México o la prohibición a los musulmanes de entrar en el país?
-Creo que algunos serán muy complicados de llevar a cabo. Por ejemplo, la deportación masiva de millones de personas parece logísticamente imposible. Sí es cierto que Obama ya inició procesos de deportación, que es algo que nunca se comenta, pero Trump está hablando de seis millones de personas. Lo que realmente me preocupa es que se usen estos mensajes de odio y de división para hacer campaña y que por encima funcionen. Sanders empleaba el descontento de las clases populares para otros objetivos más positivos, como la reforma del sistema político, que está totalmente corrupto, mejoras en la sanidad y la educación o la regulación bancaria.
