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La cara menos amable de Santa Mariña

Los turistas adoran el cementerio de Cambados, pero tras la imagen de postal hay problemas de mantenimiento y administrativos que procupan a muchos vecinos

La parte antigua del cementerio rodea las imponentes ruinas de una iglesia gótica. // Iñaki Abella

El cementerio de Santa Mariña Dozo sale siempre en las listas que periódicamente se elaboran con los camposantos más bonitos de Galicia. La disposición aparentemente anárquica de las sepulturas en tierra, la diversidad de formas y materiales utilizados en las lápidas, y el hecho de encontrarse a los pies de las ruinas de una iglesia declarada Monumento Nacional hacen que sean muchos los turistas que se niegan a irse de Cambados sin antes visitar su famoso cementerio.

Pero tras la imagen de postal, que se hace evidente en días como los de Todos los Santos y Difuntos, cuando el camposanto está adornado con luces y cientos de ramos de flores, hay una realidad menos amable que preocupa a no pocos vecinos. Problemas que son, básicamente, de mantenimiento y administrativos, y que según los afectados podrían solventarse si el camposanto dejase de ser gestionado por la Iglesia y empezase a ocuparse de ello el Ayuntamiento.

Una propuesta que realiza desde hace años el cura párroco de Santa Mariña, José Aldao, y que ha aceptado el actual grupo de gobierno de Cambados. Además, cuenta con el visto bueno de los vecinos, pues hace un año se convocó una asamblea para exponer a los afectados la posibilidad de que el cementerio fuese de gestión municipal, y se aceptó la idea por aclamación. Pero pasan los meses, y la tramitación está en punto muerto.

El Arzobispado remitió hace un tiempo una propuesta a una comisión vecinal que hace las veces de puente entre la administración eclesiástica y el Concello, pero parece ser que dicha propuesta no convenció a la parroquia, de ahí que la devolviesen al Arzobispado, sin ni siquiera explicársela al grupo de gobierno. Lo que hicieron fue pedirle al Arzobispado que envíe un nuevo documento.

Uno de los aspectos que más preocupa a los cambadeses es el mantenimiento. En fechas señaladas, como Todos los Santos, se ocupa de ese menester el Concello. Los operarios acuden al camposanto para limpiar y desbrozar la hierba. También se encarga el Concello de actuar cuando se producen daños mayores. Pero el resto del año, y para tareas más del día a día, son los propios propietarios y el sepulturero quienes se tienen que ocupar del mantenimiento de la necrópolis. Y el sepulturero no puede él solo con todo.

De hecho, hace ya un par de años un grupo de vecinos dio un paso adelante y convocó a los demás para exponerles un plan: consistía en establecer una cuota para los propietarios y dedicar el dinero recaudado a contratar una empresa que se encargase de tener en buenas condiciones el cementerio y de cerrarlo por las noches, para evitar de ese modo los daños y robos que de vez en cuando se producen. Pero las buenas intenciones de ese grupo fueron diluyéndose y en la actualidad esos trámites están aparcados.

Eso sí, hay quien le reprocha al Arzobispado que cobra por el rodaje de películas o series de televisión en las ruinas de Santa Mariña, pero que luego no reinvierte ese dinero en la puesta a punto del camposanto.

Hay vecinos que también se quejan del limbo administrativo en el que se encuentran un gran número de propietarios de nichos o panteones, que al parecer carecen de un título formal de propiedad o concesión, pues solo disponen de un documento privado de compra firmado en su día con el Arzobispado. También echan de menos algunos una normativa escrita de seguridad y sanidad, que regule por ejemplo las condiciones en que se han de manejar los restos de personas y ataúdes cuando hay que remover un nicho.

La oferta del Concello

Los partidarios de la "municipalización" del cementerio opinan que estos problemas podrían resolverse si el Ayuntamiento se hiciese cargo de la gestión directa del camposanto. Pero ese aspecto no sería "gratis". La administración municipal no puede actuar de forma sistemática en un espacio que no es suyo, de ahí que la Iglesia tendría que ceder la propiedad del terreno, aunque solo fuese de forma temporal. Asimismo, para que el Concello se ocupase del mantenimiento sería necesario aprobar una ordenanza (como la que regula el funcionamiento de la plaza de abastos o la colocación de las terrazas de los bares, por citar dos ejemplos), y en dicha ordenanza se establecería una cuota que todos los propietarios tendrían que pagar a cambio de que los operarios tuviesen al día el camposanto, del mismo modo que se paga por la recogida de la basura o por utilizar la piscina municipal.

Una encrucijada para los vecinos. Para los turistas, Santa Mariña sigue siendo una joya sin igual.

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