Con las primeras luces de la mañana los barcos auxiliares de acuicultura empiezan a estar abarloados en sus bateas. Comienza el laboreo diario, que se apaga cuando se apagan las luces del día. El ir y venir de barcos es constante en los principales muelles de descarga, y los camiones no dejan de salir de esos puertos repletos de molusco en dirección a depuradoras -de España y el extranjero- cocederos y conserveras.
Las biotoxinas marinas siguen en aumento, los cierres de bateas también se extienden poco a poco y lo más probable es que en cuanto cambie el tiempo las prohibiciones de extracción sean generalizadas, de ahí que el objetivo siga siendo el de manipular la mayor cantidad posible de molusco antes de que sea tarde.
Gracias a las excelentes condiciones meteorológicas de finales de verano y este inusual arranque de otoño las descargas han sido masivas y permitieron mejorar los registros del año pasado -que ya había resultado fantástico-, pero aún queda producto en los viveros flotantes, y puede que no sea posible colocarlo todo en el mercado antes de que el sector mitilicultor tenga que someterse a un nuevo parón.
Se trata, hay que insistir, de una veda natural y pasajera que imprime el fitoplancton portador de biotoxinas y que ayer cerraba los polígonos Ribeira B, Cambados B, Pobra H, Pobra G y Vigo A.
De este modo en la actualidad quedan abiertos en Galicia un total de 22 polígonos -hoy mismo pueden ser menos- y ya hay 30 cerrados, tal y como determina el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), situado en Vilaxoán. El mismo muelle, por cierto, donde ayer seguían llegando barcos y saliendo camiones cuando ya caía el sol, tal y como sucedía también en otros puertos importantes para el mejillón esparcidos por toda la costa gallega.
En el caso concreto de la ría de Arousa permanecen inoperativos los dos de Ribeira, los Pobra H y Pobra G, los Cambados B y Cambados C -tanto Norte como Sur- y los cuatro de Grove, que fueron los primeros en "caer" con este nuevo episodio tóxico.
