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La incineración llega al 25% en Vilagarcía pero es testimonial en el rural de O Salnés

"Los cambios culturales y sociales son más lentos en la aldea", explica el párroco de Setecoros -"La Iglesia orienta, no prohíbe", matiza Manuel Couceiro de A Xunqueira

Desde que hace casi un año, el 14 de noviembre de 2015, comenzó a funcionar en Rubiáns el único crematorio de O Salnés, el de Pompas Fúnebres de Arosa, la incineración es la opción elegida por el 25% de familias tras el fallecimiento de un allegado. Esta notable irrupción de la cremación en entornos urbanos contrasta con su carácter mucho más minoritario, casi testimonial, en las zonas rurales de la comarca, en donde continúan mucho más enraizadas las tradiciones religiosas. Lo explica Paulino Sánchez, cura de la parroquia de Setecoros, en Valga, a colación de las últimas instrucciones del Papa Francisco sobre el tratamiento de las cenizas de los difuntos, prohibiendo a los católicos esparcirlas o tenerlas en casa bajo apercibimiento, incluso, de negarle el funeral al fallecido. El sacerdote valgués comenta que "en la realidad rural" las incineraciones son "muy minoritarias, por no decir insignificantes". En las aldeas y parroquias lo que predomina, añade, es "el respeto a las tradiciones" y su dinámica es diferente a la de las ciudades. Así, apunta, "los cambios culturales o sociales se producen con más lentitud", de ahí que "el debate" generado a raíz de las instrucciones papales se ajuste, a su juicio, " a la realidad social". Eso sí, matiza, "la Iglesia no se cierra a la innovación, tiene que adaptarse a ella pero sin negar valores que son inmutables".

Los párrocos de O Salnés respaldan la norma enunciada por el Papa en el sentido de considerar los cementerios como los espacios "idóneos" para depositar los restos de los difuntos, cremados o no, ya que ambas posibilidades están vigentes para la Iglesia católica desde los años 60. "Garantiza la dignidad de los restos de los antepasados, sobre todo aquí en Galicia, en donde éste es un tema muy sensible", dice Paulino Sánchez refiriéndose al camposanto. Manuel Couceiro Cachaldora, cura de la parroquia de A Xunqueira, en Vilagarcía, se manifiesta en la misma línea. "El cementerio, el columbario o incluso un jardín junto al camposanto son los lugares para la memoria y el recuerdo de los seres queridos. La muerte es un tema sagrado y no debemos caer en vanidades ni en modas", sostiene. Eso sí, se desmarca un tanto de la línea marcada por el Vaticano al afirmar que "la Iglesia aconseja y orienta, no prohíbe", de manera que se muestra dispuesto a celebrar funerales de difuntos cuyos familiares decidan llevarse a casa sus cenizas o esparcirlas en algún lugar concreto. "Nadie puede negarse a oficiar un funeral", afirma tajante Manuel Couceiro. "Sentido común" es lo que defiende el párroco de A Xunqueira.

Sobre este aspecto concreto, Paulino Sánchez sostiene que "las normas son necesarias, aunque los principios generales pueden tener sus excepciones". ¿Oficiaría un funeral sabiendo que las cenizas no reposarán en el cementerio? "Habría que analizar casos concretos, garantizando siempre que los restos van a ser respetados" porque "no podemos reducir cuestiones tan sensibles a un eslogan o una frase hecha". Así, considera, "habría que conocer las motivaciones" de la familia, dónde se van a situar las cenizas o qué se va a hacer con ellas porque no son un juguete".

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