El equipo técnico y artístico que dirige Juan Galiñanes está inmerso desde el viernes en una vorágine. Tienen que grabar y montar un vídeo para apoyar la presentación de la candidatura de Cambados a Ciudad Europea del Vino en 2017, y tiene que estar listo en poco más de una semana. Esto les obliga a trabajar a destajo. El viernes empezaron a las 8.30 horas, y se dieron las buenas noches pasadas las 23.00. Ayer sábado eran las 8 de la mañana y ya estaban en el puerto de Tragove tomando unos planos con las rederas o "atadoras".

Una de las grabaciones centrales o que sobre el papel más podían llamar la atención era la de la Festa do Albariño, que se rodó a mediodía en el Paseo da Calzada. Aunque finalmente no llegaron a montarse el par de casetas que el Ayuntamiento le había pedido al Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas, puesto que Galiñanes consideró que quizás no eran necesarias. De hecho, él está apostando más por los planos cerrados y de detalle, quizás buscando un impacto visual mayor que con un fotograma de postal clásica, y la complicidad emocional con el espectador que ayudan a conseguir el primer plano de un rostro o de unas manos.

Eso último es lo que grabó sobre todo ayer en A Calzada Galiñanes: manos. Manos sosteniendo copas de albariño, manos de amigos y parejas que disfrutaban del simulacro de una de las fiestas gastronómicas más importantes y veteranas de España en torno a un sencillo barril de vino. El rodaje de la Festa do Albariño se realizó finalmente entre mediodía y las dos de la tarde.

En un primer momento el equipo de producción habría previsto realizar ese trabajo por la tarde, aunque finalmente cambiaron de planos para evitar la lluvia anunciada. Una lluvia que, pese a todo, hizo acto de presencia en algunos momentos del trabajo, aunque no con la intensidad suficiente para echar al traste la programación. De hecho, aún no eran las dos cuando el equipo técnico y artístico de Miss Movies -la productora de Juan Galiñanes- empezaba a desmontar la base logística que tenían en Exposalnés y cargaba los equipos en los coches, con los asientos traseros plegados para que cupiesen más cosas. Poco después ya estaban en el monte de A Pastora.