La Denominación de Origen Rías Baixas, con alrededor de 200 bodegas inscritas, 4.000 hectáreas de superficie cultivada, cerca de 6.000 viticultores y una vendimia de 33,3 millones de kilos de uva -este año-, lo cual generará más de 20 millones de litros de vino de calidad, es un motor económico de indiscutible importancia en la provincia, y más aún teniendo en cuenta que con sus caldos puede facturar más de cien millones de euros.

En todo ello incidió ayer la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, quien achacó el éxito de la marca al esfuerzo de viticultores y bodegueros, destacando también la proyección internacional de los caldos protegidos. Lo sacó a relucir en la fiesta del 35 aniversario de Agro de Bazán, una conocida bodega asentada en Tremoedo (Vilanova) en la que se elaboran marcas de albariño tan afamadas como "Contrapunto" y "Granbazán".

La titular de Medio Rural alabó la figura de Manuel Otero Candeira, fundador e impulsor de este proyecto vitivinícola que con el tiempo se diversificó para producir vinos en otras denominaciones de origen españolas e incluso para elaborar licores y conservas.

Agro de Bazán presenta su bodega de Tremoedo como "fruto del proyecto enológico iniciado en el año 1980", mediante el cual "la gran y científica plantación de uva albariña llevada a cabo en esta finca pasó a ser modelo y ejemplo a seguir para muchas explotaciones agrarias de la zona".

Desde esta bodega, que pasa por tener uno de los edificios más atractivos de la Denominación de Origen -un inmueble de estilo neoclásico semienterrado y orientado al norte-, argumentan que "a finales del siglo XX el vino albariño ya era un mito gracias tanto al canto de los poetas como a la sed y fe de los cambadeses", de tal forma que "los vinos elaborados a partir de la uva albariña eran muy valorados y solo se bebían en las ocasiones especiales".

En aquellos tiempos "su consumo y distribución era una oscurantista aventura necesitada de guía y recomendación; las botellas carecían de etiqueta y las pequeñas bodegas familiares, a pesar de sus desvelos, no contaban con los medios ni los conocimientos necesarios para ofrecer unos vinos fiables y estables".

Pero Agro de Bazán se abrió camino apostando por "una meticulosa preparación del viñedo, el acondicionamiento del espacio donde albergar los vinos embotellados y unas instalaciones de transformación eficientes que además cumplen los más estrictos parámetros de higiene".

Hoy en día esta empresa que ya ha asistido a 35 vendimias es una de las referencias vitivinícolas no solo en Rías Baixas, sino en el conjunto de Galicia.