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Agricultura entre edificios en O Grove

Numerosos huertos perviven en el centro de la localidad, en calles y barrios como Ardia, Alexandre Bóveda, la avenida de Portugal, Teniente Domínguez o A Carballeira

A Pilar Castro Otero, su familia le pregunta muchas veces por qué no planta un poco césped y no pone una pequeña piscina en la finca que tiene junto a esa casa, en vez de seguir cultivándola. Y ella responde que cuando ya no esté que quienes queden con la casa podrán hacer lo que quieran con la huerta, pero que mientras ella viva por nada del mundo renunciará a sus patatas y sus verduras.

La grovense Pilar Castro Otero muestra los frutos de su huerta. // Muñiz

Pilar Castro Otero tiene una huerta "urbana". Vive en O Grove, en la calle Alexandre Bóveda, que es una de las arterias más céntricas del casco urbano. En esa calle hay infinidad de viviendas unifamiliares y de edificios de pisos, pero también quedan muchos solares sin edificar. Lo peculiar de Alexandre Bóveda y otras calles de O Grove que no ocurre en otras poblaciones, donde la mayoría de las fincas urbanas no urbanizadas están llenos de rastrojos, es que muchas de ellas están cultivadas.

Pilar Castro, una mariscadora de 62 años, explica que la pervivencia de un número tan elevado de huertos urbanos en O Grove se debe a su propio pasado socioeconómico. "En O Grove los hombres iban al mar o a la batea, y las mujeres trabajaban en la fábrica y atendía la casa y la tierra", explica. Una explicación que concuerda con la que da la concejala de Medio Ambiente, Ángeles Domínguez. "En O Grove la tradición era que la mujer no tocaba el sueldo del marido. De ahí que se diversificasen las fuentes de ingresos mediante el alquiler de habitaciones en verano o el cultivo de una pequeña huerta".

El municipio de O Grove cuenta con dos parroquias: San Vicente y San Martiño. Mientras en la primera, más rural, sí existe una extensión importante dedicada a la agricultura, y de hecho son muchos los vecinos de Reboredo o Balea que acuden al mercado de abastos de O Grove a vender sus excedentes, en la de San Martiño la presión urbanística es mucho mayor. Al ser la zona más habitada, quedó menos espacio para la agricultura. Pero buena parte del que quedó sigue en uso.

Ardia, Teniente Domínguez, A Carballeira, Avenida de Portugal, Alexandre Bóveda... Son algunas de las calles de O Grove donde pueden encontrarse más de un huerto urbano. Una práctica a la que Pilar Castro no tiene pensado renunciar. "Mientras que yo viva quiero la huerta. Una porque me gusta plantar, y otra porque disfruto mirándola. Si le vendiese la finca a un constructor, ¿para qué miraría después? ¿Para una mole de hormigón?". Tanto es así que solo vendería "en caso de una necesidad importante".

Complemento económico

El pilar económico de O Grove fue históricamente el mar, hasta que el siglo pasado se vio relegado por el turismo. No obstante, siempre hubo agricultura, como complemento de las economías familiares. El exconcejal de Medio Ambiente de O Grove, Alfredo Bea, recuerda que "en Alexandre Bóveda quedan muchos huertos urbanos porque hasta la década de los 50 del siglo pasado esa calle no estaba abierta. Eran todo fincas".

Con el tiempo, se fue urbanizando más y más, pero los vecinos que conservaron sus fincas mantuvieron la costumbre de cultivarlas. Otros tuvieron que comprar tierras para seguir haciéndolo. Fue el caso de Pilar Castro y su marido, que con mucho esfuerzo consiguieron ahorrar el dinero que les costaban cuatro pequeñas parcelas anexas a la actual vivienda familiar, y que posteriormente ellos unificaron para empezar a sembrar. Era algo a lo que Pilar Castro estaba acostumbrada desde niña, y a lo que no quería renunciar.

Hoy tiene tanto un cultivo al aire libre como un pequeño invernadero, y cosecha patatas, pimientos, cebollas, tomates, guisantes, zanahorias, verduras, puerros... "Para casa tengo más que de sobra", sentencia.

Ángeles Domínguez apunta que al grupo de gobierno le gustaría poner en valor este legado, no solo por su contenido cultural y económico, sino también porque potenciar los huertos urbanos contribuiría a prevenir un grave problema de las ciudades y villas, como es el abandono de parcelas, con la proliferación de maleza y alimañas.

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