Con la revolución voluntaria que se plantea en el método de cultivo tradicional del mejillón en Galicia no se trata necesariamente de construir bateas de 900 metros cuadrados de superficie, sino de hacerlas diferentes a las que van a ser sustituidas, y al menos de 27 metros de largo por 27 de ancho, es decir, con un mínimo de 729 metros cuadrados. Tampoco se trata de tirar a la basura todo el emparrillado actual, flotadores, cadenas y muertos. En la propuesta presentada por Mar cabe la posibilidad de reutilizar diferentes materiales de las bateas viejas para construir las nuevas, siempre y cuando las partes reutilizadas garanticen la permanencia de los viveros durante al menos cinco años.