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Aumentar la superficie no afecta a la navegabilidad

Son muchas las preguntas que puede plantearse el sector acuícola y la sociedad en general al abrirse la posibilidad de que las bateas de mejillón puedan alcanzar los 900 metros cuadrados de superficie, cuando en la actualidad el máximo permitido es de 550. También pueden asaltar dudas a la flota pesquera y, en definitiva, a todos aquellos que piensen que la madera de los emparrillados va a saturar las rías.

En realidad no es así, porque si bien las bateas existentes no puede superar los 550 metros cuadrados lo cierto es que la concesión dispone de cien por cien metros de lado, situándose el vivero en el centro.

Las fuentes consultadas argumentan que el hecho de que la modificación de las vigas mayores permite aumentarlas de 27 a 30 metros de largo quiere decir que el incremento máximo será de tres metros por lado. O lo que es lo mismo, que se ocuparía un 9,2% de la superficie total de la concesión bateeira, frente al 5,5% ocupado actualmente.

La conclusión a la que llegan los defensores de esta modificación normativa pensada para aumentar el tamaño de los parques y ganar en productividad es que no cabe pensar en problema alguno derivado de una mayor ocupación de la lámina de agua.

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