Las obras de la segunda fase de reforma de la plaza de abastos de Vilagarcía podrán comenzar la semana próxima, una vez que se complete el traslado de los vendedores afectados por los trabajos. El acondicionamiento de los puestos en los que ejercerán su actividad comercial de forma provisional ya remató, si bien no será hasta el fin de semana cuando el cambio de emplazamiento se haga efectivo. Los concejales de Urbanismo y Obras, Paola María y Lino Mouriño, mantuvieron el lunes una reunión con la docena de placeros afectados por las obras para organizar el traslado. El Concello puso a su disposición personal municipal para acometer la mudanza entre semana, aprovechando el horario de tarde en el que el mercado municipal no tiene actividad. Sin embargo, los concesionarios prefirieron asumir ellos el traslado y hacerlo el sábado por la tarde y durante la jornada del domingo, para no perder días de venta. En caso de ser necesario, aprovecharán también el lunes, día de poca actividad en la plaza y en el que sí contarán con ayuda de trabajadores del Concello. El gobierno local anunció ayer que será el Ayuntamiento el que asuma los costes del técnico en refrigeración que se encargará, durante el fin de semana, de la puesta a punto de los equipos. Los 23.000 euros que costaron las obras previas de acondicionamiento de los puestos también salieron de las arcas municipales.

Representantes del gobierno socialista tienen previsto reunirse hoy con la empresa adjudicataria, Ogmios Proyectos S.L., para planificar el inicio de la reforma integral del ala oeste y la planta alta del mercado con la mayor brevedad. La intención del Concello es que los trabajos puedan arrancar ya la semana próxima. El proyecto, valorado en 543.290 euros, sigue criterios de accesibilidad, modernización y adaptación a la normativa, incidiendo además en aspectos estéticos que permitan dinamizar la plaza. Se mantendrá la escalinata que conecta el ala oeste con el primera andar, instalándose además un ascensor y conservando igualmente la peculiar fuente de fundición que preside el paso hacia la nave central del pescado. En uno de los pasillos, los escalones se sustituirán por una rampa.

En cuanto a la disposición de la zona oeste del mercado, en la que se centrará la reforma, se modificará la colocación de las bancadas para mejorar el tránsito de clientes y para crear un efecto de calle. Los puestos laterales se acondicionarán y sobre ellos se habilitarán pasillos en balcón para evitar, por una parte, la suciedad y la mala imagen que ofrecen actualmente los techos y facilitar la limpieza de las cristaleras del edificio y, por otro lado, para incidir en la imagen de calle abierta, ya que los usuarios podrán ver desde los balcones la actividad comercial y cualquier demostración complementaria a esta. Porque la planta alta del mercado se habilitará para actividades paralelas a la venta de productos, como degustaciones o show cookings que contribuyan a dinamizar el edificio comercial, que además contará con diversos monitores en diferentes emplazamientos desde los que seguir estas actividades.

El proyecto también prevé la construcción de nuevos aseos y consignas, así como la mejora de las instalaciones de la cafetería de la plaza y, por último, una vez que los vendedores afectados vuelvan a su emplazamiento definitivo, se demolerá el cierre realizado hace unas décadas para unir las dos construcciones, recuperando la fachada lateral original.