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La otra vendimia de O Salnés

Los cosecheros reiteran su deseo de vender el vino tinto Barrantes con una etiqueta oficial

Destacados productores de la comarca afirman que el vacío legal que sufren estos caldos conduce a su depreciación y ahuyenta a los consumidores -La cosecha será menor que la de 2015 y empezará sobre el 18

Rafael Vázquez, ayer, en uno de sus viñedos de tinto Barrantes. // Iñaki Abella

El vino tinto tipo Barrantes parece condenado a un estado de limbo legal y administrativo que los cosecheros consideran perjudicial. Conviven con él y se han resignado a la situación, pero insisten en que lo ideal sería poder comercializar este caldo por los cauces formales y con una etiqueta oficial. Así lo afirman al menos destacados productores de este vino, que acumulan entre ellos varios primeros premios en la Festa do Viño Tinto do Salnés, que se celebra precisamente en Barrantes todos los primeros fines de semana de junio.

Uno de ellos es Rafael Vázquez, que dirigió en su día la cooperativa agrícola Horsal, y que sostiene que el cultivo del tinto Barrantes puede ser hasta cierto punto más rentable económicamente que el del albariño -al menos en estos momentos-, puesto que aunque la uva se venda unos céntimos más barata, el coste de los tratamientos fitosanitarios también es sensiblemente menor. "Pero el problema que tenemos es la falta de regulación". Mientras, Guillermo Chantrero, cuya familia regenta en Sisán el conocido restaurante Tropezón manifiesta que "la falta de regulación supone un problema muy grande para nosotros, porque hoy en día el consumidor demanda un vino con etiqueta".

El vino tinto tipo Barrantes es muy tradicional en O Salnés, sobre todo en Ribadumia, Cambados, Vilanova y algunas parroquias de Meis y Meaño. Se trata de una variedad híbrida que se implantó en Galicia a finales del siglo XIX, cuando una grave epidemia de filoxera atacó las plantas autóctonas, poniendo en riesgo la vitivinicultura. La nueva variedad, sin embargo, era más resistente a la filoxera, de ahí que se implantase con fuerza, relegando a los antaño dominantes espadeiro o caíño a un espacio secundario en el campo arousano.

No obstante, al ser una variedad híbrida, la Unión Europea no le da el estatus de planta de vinificación, con lo que el tinto Barrantes no puede venderse como vino a efectos administrativos formales. Un problema que según Rafael Vázquez podría resolverse con voluntad política, y que supone un auténtico quebradero de cabeza para los cosecheros.

Competencia desleal

En este sentido, Rafael Vázquez afirma que "el problema más grave que nos ocasiona la falta de regulación es que se están comercializando vinos tintos de baja calidad a precios bajos y esto provoca dos cosas. Por un lado, que al competir con ellos en el mercado, el producto bueno se deprecia, y segundo, que lleva a engaño a los consumidores. Porque si uno va a una tasca o una pulpeira y toma un vino tinto malo, lo más seguro es que la próxima vez pida un Ribeiro? Esto es una cadena que nos hace daño a todos". Manuel Núñez Señoráns, por su parte, que es uno de los hombres con más premios en la fiesta de Barrantes, destaca que "es un vino que por el momento se va vendiendo, pero con el tiempo eso puede ir a menos".

Sea como fuere, la producción y comercialización del tinto obtenido con la uva del "folla redonda" se mantiene. Es un producto muy apreciado por algunos consumidores. Rafael Vázquez, por ejemplo, cuenta que él tiene clientes particulares de lugares tan apartados como Fisterra o Ribadeo. Gente que probó el tinto de Barrantes y que se enamoró de su cuerpo y sabor.

En los últimos años también son muchos los productores que optan por no hacer vino y por vender directamente la uva. En este caso, se prevé que los precios de la presente temporada se sitúen entre los 50 céntimos y el euro, dependiendo de la calidad de la uva.

La cosecha de este año será muy inferior a la de 2015. Según Vázquez, se recogerá sobre un 20 por ciento menos de uva, mientras que Guillermo Chantrero cree que la reducción en la vendimia será aún mayor, de un 40 por ciento.

En cuanto a las fechas probables de comienzo de la vendimia, se cree que oscilará entre el domingo próximo, día 18, y los primeros días de la semana siguiente. Manuel Núñez Señoráns, en cambio, opina que es mejor esperar más, "para que la uva madure bien", y asegura que él no cree que empiece a recoger antes del día 25.

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