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La riqueza natural de las aguas gallegas es la clave del éxito para los bateeiros

Las bateas forman parte del paisaje de la ría de Arousa. // Noé Parga

Galicia, no cabe duda, es una potencia mundial en lo que a producción de mejillón se refiere. Y de lo que tampoco nadie puede dudar es de que la clave principal del éxito para los bateeiros es la riqueza natural de las rías en las que se asientan sus parques de cultivo flotantes.

Baste recordar, a este respecto, lo apuntado por el Consello Regulador do Mexillón de Galicia cuando se refiere a la importancia de los aproximadamente 1.200 kilómetros de costa de que dispone Galicia, "siendo las rías unos ecosistemas idóneos para el cultivo" del conocido como "oro negro" de las bateas.

En este sentido, Mexillón de Galicia incide en que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) "considera las rías gallegas como uno de los más importantes depósitos de fitoplancton del planeta".

Es por ello que "sus especiales condiciones, las cálidas temperaturas de sus aguas y la elevada producción primaria hacen de estas rías un paraje inmejorable para el desarrollo de los mariscos".

Y el mejillón es quizás la especie más beneficiada, no solo porque encuentra alimento abundante para desarrollarse con facilidad, sino porque esa riqueza en nutrientes hacen que en Galicia crezca con mucha más rapidez que en cualquier otra parte del planeta.

Tanto es así que "consigue en nuestras costas su talla comercial, de 70 a 95 milímetros, en unos 17 meses de cultivo, frente a lo que ocurre en otros países productores, donde el período es mucho más dilatado", asevera el Consello Regulador, donde ponen como ejemplo que "en el resto de Europa el mejillón necesita de dos a seis veces más de tiempo para llegar a dicho tamaño".

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