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"Sabía que iban a quemar la zona como en 2006"

Un operario repone el tendido eléctrico quemado. // Iñaki Abella

Castroagudín, el lugar que hace menos de dos mes eligió el líder del PSOE, Pedro Sánchez, para acercarse a la vida de la aldea, no es el mismo desde el lunes. Huele a fuego, a devastación, y el humo asoma entre árboles ahora muertos y que han perdido su característico y hermoso color verde. Los vecinos siguen todavía impresionados por la voracidad de las llamas y con el miedo en el cuerpo. Vieron el fuego muy de cerca, sintieron su calor asomando por sus huertas, cercando sus viviendas y amenazando sus propiedades y sus propias vidas y las de quienes se enfrentaron a él.

Ramona Bouzas Conde habla de esa impotencia y temor. "Lloré lo mío" durante la tarde y la noche del lunes. "Te sientes impotente al no poder hacer nada y ver las llamas tan cerca de casa", esta en la zona baja de la aldea. El incendio se frenó a apenas 50 o 100 metros del inmueble y, claro, quién podría dormir en semejantes circunstancias. "No fui a cama porque tenía el fuego metido en la cabeza. El susto es mucho", incide Ramona. En medio de la noche, con la situación ya controlada y estabilizada por los efectivos de extinción, tuvo que salir de su casa para "apagar con un ramo un pequeño foco" que había vuelto a activarse". La vegetación "está muy seca", comenta, "y apagas en un lado pero vuelve a saltar en otro".

Ella ya había comentado con su marido el peligro que corría este año el monte Xiabre, con un verano especialmente seco y la vegetación crecida. "Le dije: van a intentar quemar el monte, este año va a ser como el de 2006". Ayer recordaba esas frases premonitorias todavía en medio de la conmoción y dando gracias por no haber sufrido daños de más importancia, ni materiales ni, sobre todo, personales.

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