"Esta próxima cosecha viene muy tocada por los ataques de mildiu que muchos viticultores han padecido". Son palabras del presidente de la entidad organizadora del Encontro co Viño de Autor de Meaño, Francisco Dovalo. Afirma que el hongo ha hecho tanto daño que "algunas viñas han perdido el 30 por ciento de la producción o más". Cierto que, dentro de los bodegueros presentes en la feria, no todos son tan pesimistas. Algunos, como Pastora Besada, reconocen haber perdido "en torno al 10 por ciento, o a lo sumo el 20", Otros, como Serafín Seijas aseguran que no han tenido merma alguna: "En mis parcelas, si acaso hay algunos racimos ocasionales en las puntas, lo demás está sano".

Meaño es desde el viernes por la noche la capital del albariño, debido a la celebración de la 19 edición del Encontro co Albariño de Autor. Una edición que coincide con una época en la que los técnicos de campo y viticultores suelen realizar sus estadísticas sobre las mermas provocadas por el mildiu o las lluvias a destiempo.

Entre los asistentes al acto de inauguración se encontraba el presidente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Rías Baixas, Juan Gil de Araujo, quien reconoció además que "la lluvia del 28 de junio, en plena floración, provocó cierto aborto floral", pero aún así quita hierro al asunto: "Esperamos una cosecha media, será el próximo jueves 28, en el pleno del Consello Regulador, cuando tendremos una estimación fidedigna por parte de los técnicos".

Eso sí, la lectura positiva que realiza es que "con un cosecha así, no es que vaya a hacer falta uva en bodega, pero sí es cierto que los tramos bajos de su precio tendrán que subir algo como consecuencia del previsible aumento de demanda".

Devaluación de la uva

A la hora de mentar las bondades del albariño en ferias como esta de Meaño, es recurrente por parte de las autoridades el alabar el trabajo ímprobo de los viticultores, si bien, a la hora de la verdad, la voluntad en pro de este colectivo deja más sombras que luces. Según denunciaron algunos colectivos vinculados al sector, la albariña pasó de ser la uva más preciada de Galicia a ser la peor pagada de las diversas denominaciones de la comunidad, cuando los costes de producción son aquí mucho más elevados. "Tanto que este año -afirma Francisco Dovalo- con tanto mildiu, son incalculables, y muchos son los viticultores que van a perder dinero un año más".

No obstante, Juan Gil no comparte el pesimismo: "Depende en que parte del abanico nos coloquemos. Es cierto que hubo uva albariña que el pasado año se pagó a 80 céntimos, pero también la hubo que se abonó a 1,30, y en otras denominaciones pasó lo mismo". "Pero al final -agrega-, a lo largo de los años el mercado lo regula todo, y es previsible que el precio se incremente en esta cosecha". Además, el presidente ve luz en la crisis: "No es tanto que el mercado se esté recuperando, más bien es que las bodegas están realizando un esfuerzo grande en cuanto a ventas y eso se está notando".

A las bondades del mercado como regulador también apelaba el delegado territorial de la Consellería de Medio Rural, Antonio Crespo. "Es muy complejo establecer costes porque depende mucho de las zonas, del tamaño de las explotaciones? y poner de acuerdo a todas las partes es tarea ardua. Pero al final, tarde o temprano, es el mercado quien acaba regulando los precios, sólo cabe adaptarse a él y navegar lo mejor posible en esa situación". Por su parte Francisco Dovalo lamentaba que "cuando nos ven trabajar nos dicen que los viticultores de Rías Baixas somos unos profesionales, pero lo cierto es que no vivimos como tales. Aquí jugamos siempre a perdedores".