Las comunidades de montes de Vilagarcía avanzan hacia la creación de una coordinadora que canalice sus problemáticas y que les permita unir fuerzas para dar una mejor solución a las mismas, así como promover proyectos productivos en las zonas forestales capaces de generar riqueza.

Tras una toma de contacto inicial en la que participaron siete de los diez colectivos del municipio, los comuneros se reúnen hoy de nuevo, por iniciativa del BNG, para comenzar a elaborar los estatutos por los que se regiría la nueva agrupación. Asistirá al encuentro el presidente de la Asociación Galega de Comunidade de Montes, Xosé Alfredo Pereira Martínez, que los asesorará sobre los pasos a seguir y les explicará alternativas para poner en valor las áreas forestales vilagarcianas, sacarles rendimiento y combatir, asimismo, los incendios forestales, una de las principales amenazas de los montes de Vilagarcía junto con la proliferación de vertidos ilegales.

- ¿En qué ayudaría a las comunidades de montes de Vilagarcía agruparse en una coordinadora?

- El hecho de agruparse tiene muchas ventajas. Se pueden desarrollar actividades productivas que una comunidad sola no podría hacer, como la ganadería o la puesta en valor del patrimonio. También sería beneficioso para la lucha contra los incendios forestales. Hacerlo de forma conjunta resultaría menos costoso y sería más eficaz. Además, al estar en contacto permanente se puede debatir, aprender y sacar provecho de los proyectos que desarrollan otras comunidades. La unión hace la fuerza, como dice el viejo lema. La clave para que una agrupación funcione es respetar la opinión particular de cada comunidad, permitiendo la autonomía de cada una porque, al fin y al cabo, son los propietarios del monte.

- Se refería a los incendios forestales, ¿cómo acabar de una vez por todas con esta lacra?

- Es complicado porque es un problema estructural en Galicia. La única forma de combatirlo es tener un monte funcional y eso necesita de la implicación de los comuneros. Mientras tanto, hay que depender de las brigadas de la Consellería, pero lo que falla es la política preventiva, que no debe pasar solo por tener los montes y las pistas limpias o contar con depósitos de agua, sino que es necesario poner en valor las zonas forestales. Si no se hace estaremos siempre en manos de algún desalmado que les prenda fuego.

- La prevención de los fuegos, ¿en qué medida recae sobre las propias comunidades?

-Hay ayudas para la prevención pero, insisto, limpiar y rarear los montes es necesario, pero no fundamental. Es resignarse a que siempre haya incendios. La implicación por parte de las comunidades a la hora de poner en valor las zonas forestales es lo verdaderamente importante para que no ardan. Por ejemplo, si una comunidad decide que su monte es para pasear y lo prepara para ello, no arde. Yo soy del Val Miñor y allí llevamos más de 30 años sin incendios. Nos libramos incluso en la oleada de 2006. ¿Qué se hizo? Un monte multifuncional en el que no solo se produce madera, sino también miel o setas. Hay personal trabajando todo el año en el monte y eso es fundamental, no solo para prevenir, sino también para apagar el fuego en cuanto se detecta.

- Pero estará de acuerdo en que muchas comunidades carecen de recursos para tener personal en sus montes de forma permanente.

- Claro que sí, pero un monte sostenible es capaz de generar recursos para afrontar estos gastos. La obra social -asfaltados, traídas de agua o casas de cultura- tienen que asumirla los concellos, que para eso son las administraciones más próximas.

- ¿Qué tipo de actividades productivas se adaptan a los montes gallegos?

- Algunas comunidades -pocas de momento, aunque cada vez más- ya pusieron en marcha proyectos agroganaderos, de producción de miel, setas o frutos del monte, y también han desarrollado iniciativas de puesta en valor del patrimonio. Los Grupos de Desarrollo Rural (GDR) son, en este sentido, una herramienta. Ofrecen oportunidades para diagnosticar las necesidades del territorio y para la puesta en valor de los montes mancomunados, siempre y cuando haya un proceso participativo.

- Los montes de Vilagarcía tienen en los vertidos ilegales una de sus principales problemáticas y las comunidades son las que tienen que asumir las multas.

- Es cierto que la ley es totalmente injusta en este sentido. Es perjudicial porque hace responsables a las comunidades de los vertederos que aparezcan en sus montes a no ser que sean ellas las que denuncien la existencia del vertido. Es una problemática general de toda Galicia, aunque cada vez va a menos.