La conselleira de Medio Rural Ángeles Vázquez, acompañada de la directora de Gandaría, Agricultura e Industria Agroalimentaria, Belén do Campo, el delegado territorial Cores Tourís, y la alcaldesa de Meaño, Lourdes Ucha, visitaban ayer las bodegas Albariño de Ferreiro, propiedad del bodeguero Gerardo Méndez Lázaro, donde anunciaron la nueva línea de ayudas para la viticultura que oferta la Xunta de Galicia.

La conselleira eligió Meaño, dada la importancia del sector vitivinícola en este concello, para este anuncio y, en concreto, la bodega de un Gerardo Méndez, vinculado desde hace años a un Consello Regulador Rías Baixas del que es actualmente tesorero.

Ángeles Vázquez explicó la Xunta destinará este año un total de 1.750.000 euros a las ayudas para la reestructuración y reconversión de la viña en Galicia. En breve se publicará la orden de estas subvenciones cofinanciadas en su totalidad por el Fondo Europeo Agrícola de Garantía (Feaga).

La conselleira declaró que estas ayudas se aplicarán a las superficies de viñedo de la comunidad autónoma destinadas a la producción de uva para vinificación, en las que se lleven a cabo tareas de reconversión varietal, reimplantación de viñedos o mejoras de las técnicas de gestión de viñedos.

En el período 2000-2015 se beneficiaron de estas ayudas un total de 9.300 viticultores y la superficie afectada fue de 4.131 hectáreas. Se destinaron 60,6 millones de euros a esta finalidad y la media de ayuda por beneficiario fue de 6.524 euros.

Con esta orden de ayudas se busca alcanzar una serie de objetivos estratégicos fijados en la política de reestructuración de viñedos en Galicia. Entre ellos destacan los reajustes estructurales que hagan disminuir los costes de producción en las explotaciones vitícolas donde predomina el minifundio. También es el objetivo de mejorar las técnicas de gestión de los viñedos y adaptar las explotaciones al mercado a través de las mejoras varietales, al mismo tiempo que se preservan las variedades viníferas autóctonas de menores rendimientos y de elevada calidad diferenciada, aprovechando de esta forma la gran ventaja competitiva que supone la diferenciación en un mercado cada vez más globalizado.

El bodeguero reconocía mostrarse sorprendido por una visita "de la que me informaron hace un par de días, pero sin explicarme motivo alguno". Su "Albariño do Ferreiro" es una de las firmas de mayor tradición en el sector de manos de un bodeguero que en los año 80 cogió el relevo de los viticultores de Marcelino Torres, gran patriarca del albariño en Meaño. No obstante, hoy es una bodega que basa todo en producción propia obtenida en las trece hectáreas de terreno de que dispone el bodeguero y que está ampliando en cuatro más "por lo que en la actualidad compro muy poca uva fuera".

La marca se ha consolidado como una de la de mayor tradición tanto que sus 80.000-100.000 botellas de vino -según los años- llegan hoy a países como Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, México, Brasil, Puerto Rico y a toda Europa. "Hoy el 65 por ciento de la producción la exportamos -reconoce Gerardo Méndez-, porque la crisis nos ha obligado a hacer zapato y salir al exterior a recorrer mundo para ofrecer el producto". "No te puedes quedar parado -añade-, esperando al cliente en bodega, máxime como están las cosas" en relación a la crisis económica. "No obstante -continúa- el futuro pasa por recuperar el mercado nacional, porque lo ideal es vender aquí el 60 por ciento de la producción y el 40 dedicarlo a la exportación".

Gerardo Méndez es conocido por primar la calidad en sus plantaciones, aunque ello signifique en casos renunciar a la cantidad. Su próximo proyecto es sacar un espumoso al mercado: "se trata de un espumoso de la añada de 2012, que quizá en salga estas navidades o en las de 2017, depende de lo maduro que esté, porque mi máxima es no salir al mercado con un caldo del que no esté absolutamente seguro", manifestó.