La unidad de las cofradías de pescadores ha vuelto a truncarse. Los pósitos que hace unos meses se hacían fuertes contra la ley de acuicultura ahora se tiran de los pelos por la veda del centollo. La mayoría quieren que la campaña de pesca del afamado crustáceo se atrase hasta el 27 de noviembre, y esto va claramente en contra de los intereses de O Grove, que es el puerto más importante de Galicia para este recurso y siempre peleó por adelantar el trabajo lo máximo posible, incluso proponiendo sin éxito extraer crustáceo en octubre para poder venderlo y promocionarlo en la Festa do Marisco.

Pero el cabildo meco ha vuelto a perder la batalla en la Federación Provincial de Cofradías de Pescadores de Pontevedra, lo cual ha desatado una fuerte tormenta social y política. La indignación es evidente, porque tanto la flota de enmalle como el grueso de los pescadores, al igual que los hosteleros y los políticos locales consideran que dejar de trabajar centollo en noviembre será "un auténtico desastre para todos".

Así se pronuncia Alfredo Bea, que como portavoz del Partido Galeguista Demócrata (PGD) ha decidido presentar una moción y exigir la plena implicación del Concello en defensa del sector.

"Queremos que el Ayuntamiento haga presión, que nos reunamos con la cofradía y si es necesario que movilicemos a la gente, pues tenemos que hacer todo lo necesario para que no nos tomen el pelo", declara el edil galeguista.

A su juicio, "no puede consentirse que cofradías que venden poco o ningún centollo tomen una decisión sobre la apertura de la campaña y perjudiquen a la que más producto recoge o a la que mayores ingresos obtiene cada año".

De forma muy gráfica Bea sostiene que "del mismo modo que Luxemburgo no puede tener más peso que Alemania al tomar una decisión en Europa, no puede concebirse que una cofradía como Raxó, que no vendió un solo kilo en noviembre de 2015, sea capaz de condicionar los resultados de otra tan importante como O Grove".