El Ayuntamiento de Cambados está barajando volver a intentar en 2017 ser Capital Europea del Vino, distintivo que perdió en 2014 a manos de la localidad andaluza de Jerez de la Frontera. Así lo avanza el concejal de Enoturismo, José Ramón Abal.
-¿El enoturismo ya ha despegado en las Rías Baixas o aún está haciéndolo?
-El enoturismo está despegando. En Cambados lo notamos en las consultas de la oficina de turismo, dado que están aumentando las referidas a gastronomía y vinos. Es algo que va a más. Y para potenciarlo las administraciones tenemos que ir de la mano de las empresas y del consejo regulador. Sería importante buscar entre todos proyectos comunes.
-¿Qué propuestas concretas plantearía usted?
-Algo que estamos estudiando en Cambados es la posibilidad de presentar nuestra candidatura a la Ciudad Europea del Vino en 2017. Si lo lográsemos sería muy beneficioso para toda la localidad, pero no solo para Cambados, sino para el conjunto de la comarca, puesto que tendríamos una relevancia a nivel europeo e incluso mundial. Es algo que estamos valorando, y si al final lo hacemos intentaremos presentar un gran proyecto, a la altura de los recursos que tiene Cambados.
-¿Están las Rías Baixas aún a años luz de Penedès, La Rioja o Jerez en cuanto a enoturismo?
-Esos territorios están apostando muy fuerte por el enoturismo, y no podemos olvidar que la de Rías Baixas es una denominación de origen joven, con 25 años. Es posible que vayan un poco por delante de nosotros, pero también en Rías Baixas hay muchas bodegas que lo están haciendo muy bien. Tampoco estaría de más ensayar aquí estrategias o proyectos que estén teniendo éxito en La Rioja o el Penedès.
-¿Es la población arousana consciente del impacto económico que puede llegar a tener el enoturismo sobre el territorio?
-El enoturismo, el vino en general interesa a la gente joven y a los vecinos de la comarca. Nosotros lo vemos en las actividades que hacemos, como los cursos de cata, las jornadas sobre los espumosos. Hay interés por aprender y disfrutar del vino. En lo que respecta a los viticultores, estamos atravesando un momento difícil. La uva se está pagando mal, y eso produce desánimo. La viabilidad de muchas explotaciones está amenazada. Pero también están siendo años difíciles para las bodegas por el exceso de producción.
