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Ingresa en prisión el autor de numerosos robos en casas de las afueras de Vilagarcía

Sustrajo 3.800 euros, joyas, tablets y una cámara de fotos en su último asalto -La dueña de la vivienda lo vio en el salón y llamó a la Policía Nacional, que lo detuvo horas después

Agentes de la Policía Nacional durante un operativo en Vilagarcía. // Iñaki Abella

Ya está entre rejas el vilagarciano que traía por la calle de la amargura tanto a propietarios de viviendas en las afueras de Vilagarcía como a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Después de innumerables robos y otras tantas detenciones, el juez decretó a comienzos de esta semana su ingreso en prisión. Y es que el individuo, de 40 años de edad, fue sorprendido de nuevo el lunes mientras cometía una de sus fechorías. Lo vio la propietaria de la vivienda en la que, sobre la una del mediodía, entró a robar. La mujer se encontraba en la planta superior del inmueble con su hija y, al escuchar ruidos procedentes del piso inferior, se asomó a la escalera observando como un hombre estaba en su salón manipulando diversos cajones. Alertó inmediatamente a la Policía Nacional, pero no pudo evitar que el ladrón se llevara un botín compuesto por un buen número de joyas y relojes, tabletas, un teléfono móvil, una cámara de fotos y una caja de caudales que contenía en su interior unos 3.800 euros.

Tras recibir la denuncia telefónica, la Policía organizó de forma inmediata un dispositivo para tratar de localizar al ladrón, que fue detenido la misma tarde del lunes acusado de robo con fuerza. El mismo delito por el que había sido arrestado la semana pasada, cuando las fuerzas de seguridad lo sorprendieron con el botín todavía en la mano: un buen número de joyas y relojes que acababa de sustraer en otra vivienda. Una de las muchas que recibieron la "visita" de este vilagarciano, cuyo "modus operandi" consistía en llamar al timbre o telefonillo para comprobar si había alguien en el interior de las casas. En caso negativo, aprovechaba cualquier ventana, puerta posterior, anexo o garaje para acceder. Si algún morador le abría la puerta simulaba pedir limosna.

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