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Un estudio determinará si es necesario demoler cerca de 200 nichos en O Grove

Existe preocupación en el Concello y entre los propietarios -El avanzado deterioro hace que exista alto riesgo de desprendimiento -El informe reflejará qué hacer y cuánto cuesta

El arquitecto municipal y la concejala de Obras. // Muñiz

El Concello de O Grove va a asumir el coste de un estudio técnico con el que determinar cuál es el alcance real del deterioro que presentan tres bloques de panteones situados detrás de la capilla del cementerio municipal de San Martiño.

Construidos hace algo más de tres décadas -no son los más antiguos, pero sí los que parecen encontrarse en peores condiciones-, los nichos presentan un grado de corrosión tan acusado que existe un considerable riesgo de desprendimiento, de ahí que, en el peor de los casos, quizás incluso sea preciso derribarlos.

Y esto preocupa enormemente a los propietarios, que ayer respondieron masivamente al llamamiento realizado por la concejala de Obras, María de los Ángeles Domínguez, quien los citó ayer en la casa consistorial para informarlos pormenorizadamente sobre la complicada situación detectada.

Les explicó, por ejemplo, que se detectó hace un tiempo la caída de varias losetas de la estructura funeraria, y que aquello derivó en una posterior inspección que sirvió para constatar que el hormigón se cae a pedazos y que las varillas de hiero que deben sujetar esa estructura están completamente corroídas por el óxido.

Tras analizar el estado de esos panteones los técnicos municipales se temen lo peor, de ahí que desde el gobierno local se convocara a los propietarios para informarlos y tratar de buscar soluciones.

Aunque todavía es pronto para tener respuestas, ya que en buena lógica el primer paso no puede ser otro que elaborar el citado estudio técnico. Será a partir de las conclusiones que del mismo se desprendan cómo se decida qué hacer, cómo y cuándo, pero también cuánto puede costar la posible reparación, cómo se financiaría esa reforma e incluso si es preciso demoler los niños afectados, que pueden ser cerca de doscientos y afrontar un proceso de reconstrucción o ampliación del cementerio.

"Hay que ser cautos porque todavía no conocemos el alcance del deterioro y no sabemos si se podrán reparar o no", explicó la concejala de Obras, quien reconoce que el riesgo existente en la actualidad "es enorme" y que incluso se generó cierta "alarma social" con este asunto.

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