Un pueblo tan vinculado al mar como Cambados no podía quedarse al margen de la gira emprendida hace más de un año por el polifacético músico y escritor coruñés Xurxo Souto para presentar su libro "Contos do mar de Irlanda", un canto de homenaje a los pescadores de altura gallega.

Un acto que tuvo lugar anoche en la cofradía de pescadores, y que no fue una presentación literaria al uso, y que de hecho tiene su propio nombre: "Océano para terrícolas", una performance artística en la que el público puede escuchar algunas de las canciones que inspiraron el libro de Souto, y que a él le cantaron viejos marineros curtidos en los mares del Gran Sol o Terranova.

Xurxo Souto es muy conocido por su faceta musical, al tratarse de uno de los padres del bravú de los años 90 a través de Os Diplomáticos de Monte Alto, pero también destaca por su producción literaria, con la publicación de "A tralla e a arroutada", "Fumareu" u "O retorno dos homes mariños", entre otros. En 2014 publicó "Contos do Mar de Irlanda", una colección de relatos que la Federación de Libreiros de Galicia premió como mejor libro del año en una edición de sus premios Irmandade que tuvieron un cierto sabor arousano, pues el instituto Castro Alobre de Vilagarcía obtuvo el galardón en la categoría de centros educativos.

Pronto en la gira de presentación de "Contos do Mar de Irlanda" quedó claro que la intención de Souto no era únicamente sentarse ante los espectadores para explicar los pormenores de su libro. Y fue ahí donde nació "Océano para terrícolas", una experiencia interactiva que ya ha recorrido más de medio centenar de pueblos gallegos (recientemente estuvo en Viveiro y O Barqueiro, en el norte de la provincia de Lugo), pero también ciudades de fuera de Galicia, como Lisboa, Bruselas o Barcelona.

Y finalmente, Souto hizo ayer una escala en O Salnés. Fue en la cofradía, donde el público pudo conocer la génesis de unos cuentos que nacieron, según Souto, cuando éste se dio cuenta de lo poco que sabía sobre el mar pese a haber nacido y vivido en una ciudad pegada a él como era A Coruña. La solución fue hablar con sus propios vecinos, con gente que durante décadas se había ganado la vida en el mar.

Fue entonces cuando supo que en el Gran Sol, frente a las costas de Irlanda, hay topónimos en gallego, como el Mar das Galiñas o el Mar do Candil, seguramente bautizados así por marinos gallegos. Y no se quedó ahí la experiencia. También se dio cuenta al recopilar las historias de los propios pescadores de lo falsa e inexacta que era la imagen clásica de estos como personas embrutecidas y sin formación.

Un espectáculo que refuerza la apuesta de Cambados por reforzar sus vínculos culturales con el mar, tras las conferencias y proyecciones cinematográficas de hace una semana del Festival Internacional de Cine Marítimo (Ficmar).