El desbloqueo de la segunda fase de reforma de la plaza de abastos de Vilagarcía ha caído como agua de mayo a los vendedores que ocupan la zona afectada por el proyecto. Eso sí, piden que las obras no se limiten simplemente a "un lavado de cara", sino que resuelvan los problemas que afectan a la actividad comercial del día a día. Uno de los que más preocupan a los comerciantes es el de la accesibilidad y movilidad. Las escaleras para acceder de una a zona a otra del mercado son un verdadero obstáculo "para personas mayores, a las que les cuesta subir, y para los clientes que utilizan carros de la compra", apunta la propietaria de la carnicería "Leo" que trabaja en la plaza vilagarciana desde hace más de veinte años. La rampa es la alternativa a las escaleras, pero es "un verdadero peligro. La goma resbala muchísimo y está levantada y rota en algunos extremos. Hace poco se cayó una señora mayor", comenta Rosario Jiménez, una clienta habitual. Los comerciantes también lo sufren en sus propias carnes. Los días de lluvia y humedad no es extraño que acaben por los suelos con su mercancía. "No es la primera ni la segunda persona que se cae" incide la panadera Isabel Pardal. Ella misma se llevó un batacazo y "también un cliente que acababa de comprar huevos", insiste. Por eso reclaman que se instale un montacargas para trasladar la mercancía o se eliminen la rampa y las escaleras dejando todo el suelo "al mismo nivel. Sería bueno también para las personas con discapacidad, para las que no resulta fácil subir". A juicio de Isabel, otra placera, si no se resuelve este problema, "excusan hacer nada. Se gastaría el dinero solo para un lavado de cara".

Pasillos estrechos

También en referencia a la mobilidad, Celina Mouriño, que lleva "toda la vida" trabajando en la plaza, alude a los estrechos pasillos que separan las bancadas y que dificultan el tránsito de clientes. La ampliación de las zonas de paso sí está recogida en el proyecto de obra. Se cambiará la orientación de los puestos para ganar fluidez en la circulación y para mayor comodidad de los clientes, que ahora tienen que esquivarse unos a otros para abrirse un hueco.

Pero, sin duda, lo que más preocupa a los placeros es cómo afectarán las obras a su negocio y a dónde los trasladarán mientras se ejecutan los trabajos. El próximo miércoles representantes del colectivo de comerciantes acudirán a una reunión en el Concello para comenzar a definir este y otros aspectos. Pero algunos vendedores ya tienen claro lo que quieren y lo que no. "Trasladarnos a la planta superior, no. Es mejor cerrar. Aunque regalásemos el producto no vendría la gente", asegura la propietaria de carnicería "Leo". Recuerda que durante la primera fase de reforma del mercado "algunos placeros fueron para arriba y lo pasaron muy mal" porque su negocio se vio muy perjudicado. Son varios los comerciantes que apuestan por la instalación de un módulo en los exteriores de la propia plaza. "Ya lo planteamos en su día y dijeron que lo estudiarían", explica la carnicera. En el bar del mercado también se pronuncian sobre el traslado. "Que piensen muy bien dónde nos van a reubicar", advierte la gerente. Coincide en que lo más beneficioso para ellos sería colocar "una carpa anexa con estructura metálica y divisiones", algo que "ya se hizo en muchas plazas", como en la de Pontevedra, incide.

Los afectados por la segunda fase de remodelación aseguran que las obras son necesarias para que puedan trabajar en condiciones. Porque los clientes "no vienen" y fueron también muchos los vendedores optaron por trasladarse al ala reformada: "Aquí solo nos quedamos cuatro" y los compradores perciben la diferencia entre una zona y otra, asegura Celina Mouriño. Para la encargada de la cafetería "habría que reformarlo todo" y acabar con "los problemas de humedades que padecemos. Si llueve mucho y hace viento al día siguiente no sabemos cómo nos vamos a encontrar el local", explica.

En general, aguardan que las obras contribuyan a dinamizar el mercado y que atraigan a un mayor número de clientes. Cuando algo es nuevo llama la atención, por eso confían en que la modernización del mercado sirva de revulsivo a sus negocios. Porque la planta superior se acondicionará para uso hostelero y para realizar cursos de cocina o degustaciones, todo relacionado siempre con la actividad y los productos que se ofrecen en la plaza. Este nuevo uso de carácter más lúdico atraerá a nuevo público.