O Grove se convirtió el pasado sábado en el lugar donde empezaron a desatarse las primeras sensaciones futbolísticas de muchos niños. El motivo no fue otro que la celebración en Monte da Vila de una concentración de la categoría "biberón" en la que niños con edades comprendidas entre los 4 y los 5 años dieron rienda suelta a todas sus emociones.
Un total de ocho equipos de la comarca se dieron cita sobre el césped de Monte da Vila. A la llamada de la Federación Gallega acudieron clubes como el Céltiga, Umia, Unión Grove, Atlético Cuntis, Puente Arnelas, Mosteiro, San Martín y Catoira. Y con todos esos niños también sus familiares se apuntaron a presenciar in situ el estreno colectivo de todos aquellos proyectos de futbolistas y deportistas ya para siempre.
La palabra competición queda totalmente aparcada en concentraciones como esta. Se sustituye por experiencia y esa es la verdadera victoria de los casi un centenar de niños que pudieron vestir las camisetas de sus respectivos equipos para plasmar todos sus avances después de sus primeros meses de contacto con el balón en los diferentes entrenamientos.
Prácticamente todos los entrenadores se afanaron en insistir en conceptos como el reparto del balón o el posicionamiento en el campo, pero tampoco sin demasiada insistencia. Lo más importante estaba sobradamente conseguido y eso no era otra cosa que generar la diversión y el grado de empatía necesario para potenciar todo aquello que rodea al privilegio de formar parte de un equipo.
Tampoco faltaron los autoexigentes. Aquellos niños que se enfadaban consigo mismos por fallar aquel remate o no atajar aquel otro balón. Ahí es cuando surgían las palabras de ánimo y también el momento exacto para que los padres hiciesen gala de sus primeras lecciones de educación deportiva.
El darle importancia al sentido de la diversión por encima de cualquier resultado, por áspero o agradable que sea, dicen que es una de las claves en el perfecto moldeado del deportista a edades tempranas. Es clave elegir el modelo a seguir.
