María Teresa Rodríguez Aguiño está viviendo una pesadilla. Si nada lo impide, la semana próxima se quedará en la calle, pues el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Cambados ha ordenado su desahucio de la casa de O Grove en la que vive desde que nació, hace 58 años. El motivo es una deuda que contrajo en su día con un banco, y que no ha sido capaz de saldar. La mujer sostiene que a día de hoy le debe a la entidad algo más de 40.000 euros, "pero me reclaman 54.000 por los intereses y las costas de los juicios".

María Teresa Rodríguez quiere hacer público su caso con la ayuda de la plataforma Stop Desafiuzamentos de Barbanza, pues la fecha de dejar la casa se aproxima. Según apunta, el desalojo ha sido establecido para el próximo 5 de abril (martes). "Yo tengo la intención de pagar la deuda, quiero pagar la hipoteca. Pero para eso tengo que acogerme antes a un alquiler social. Y aunque hace un año que se lo he solicitado al banco, me lo denegaron".

La casa se encuentra en el barrio marinero de Virxe das Mareas. Se trata de una vivienda unifamiliar construida en la década de los 60 del siglo pasado en el marco de los programas de viviendas de protección oficial de aquella época. Era de los padres de la mujer, que se la cedieron en herencia en la década de los 80. Anexada a ella había una tienda.

María Teresa Rodríguez Aguiño se estableció en la casa con su marido, que era marinero, y convirtieron la tienda en un bar, hoy conocido como Bar Blanco. Pero hace seis años decidieron hacer reformas en la vivienda, "porque estaba en muy mal estado, y metía una humedad terrible". Acudieron a un banco y contrataron una hipoteca a nombre solo de la mujer (propietaria del inmueble) por un montante de 60.000 euros, a saldar en 20 años. "Pagábamos un recibo mensual de 580 euros, pero empezamos a dejar de pagar hace un par de años, cuando las cosas se complicaron por la crisis".

Según el relato de la afectada, "a los cinco meses sin pagar el banco ya nos dijo que empezaban el trámite para desahuciarme, y no me permitieron pagar las cuotas pendientes juntas". De eso han pasado cerca de tres años, y si nada lo impide el proceso se cerrará dentro de unos días con el desalojo de la mujer, que afirma que actualmente está en una situación desesperada, pues afirma que su situación económica ha empeorado. Y es que aunque regenta el bar -un establecimiento frecuentado por transportistas y obreros-, señala que apenas tiene para subsistir desde la muerte de su marido, acaecida en enero pasado a consecuencia de un infarto. "Para él no habíamos contratado seguro de vida porque la hipoteca estaba a mi nombre, así que lo que cobro son los 600 euros de la pensión", asevera la vecina grovense.

Por todo ello, pide al banco que reconsidere su postura y que le permita solicitar un alquiler social. "Yo quiero pagar la deuda y quedarme en la casa", apostilla. Pero asegura que necesita algo más de tiempo.

La familia de la mujer también regenta o regentó en su día un hotel de dos estrellas, y tuvo un barco de pesca.