- ¿En qué nivel se halla la música sinfónica en España y en Galicia?

- Hemos mejorado mucho en las últimas décadas. Incluso en Galicia hay dos orquestas profesionales, una en Santiago y otra en A Coruña que son ya un referente a nivel nacional. Pero no cabe duda de que España no es Alemania o Estados Unidos, aquí hay otros referentes, también válidos. Lo que hace falta para seguir mejorando es invertir en los colegios, en las escuelas? Los logros se verán a largo plazo.

- Mañana martes [por hoy] actúa en el auditorio de Ribadumia presentando su disco "Soinuaren Bidaia" ("El viaje del sonido"). ¿Qué ofrece de particular?

- Es un trabajo autobiográfico donde muestro tres etapas: una primera, donde conozco el mundo del trombón; la segunda, donde lo asumo en un plano más profesional; y una tercera, que es la de la madurez y la consagración, también en el plano familiar y emotivo. Por eso no les he puesto tiempo a las piezas, sino que en un libreto que acompaña el disco, lo que les he puesto son las emociones, ese algo que me ha supuesto a mí.

- Y en cuanto al concierto ¿con qué se va a encontrar el espectador que acuda a Ribadumia?

- No es un concierto al uso, sino que yo estoy con la gente, yo explico las cosas al público. No tiene un carácter de trombón, sino un carácter musical más amplio. El espectador va a desconectar durante un momento de la realidad cotidiana de su vida, y le voy a ofrecer un impasse para que viva sus propias emociones, percibiendo la música de una forma diferente. Y es que lo más importante para mí, más que lo que escuchamos, es el cómo lo escuchamos.