Los perros, con siete semanas de vida, donados al santo por un miembro de Protección Civil de Ribadumia, y que se adjudicaron cada uno en 15 euros. Tres los acogieron Pedro Salgueiro y Cristian Fandiño, dos miembros de una misma familia de Sanxenxo que reconocían ser grandes aficionados a la cría: "En casa tenemos cinco o seis perros de varias razas -admitía Cristian Fandiño-, y en ocasiones vendemos algunos".

Pero las piezas más codiciadas de la tarde fueron dos cabritillas que se adjudicaron en 90 y 80 euros. Una de ellas recayó en Eduardo Domínguez, un joven de Lores que, apostado a pie de mesa en primera línea, es ya estampa habitual cada año de la cita. Y es que ayer no solo se llevó la cabritilla sino que se hizo con hasta seis parejas de gallos: "Son para una comilona entre amigos -bromeaba-, excepto la cabritilla, esa tiene pocas semanas y habrá que criarla".

Tras las ovejas, corderos y cabritos le tocó el turno a los gallos, de los que se subastaron 60 ejemplares por parejas, "a cada cual mejor", según animaba Agustín Rosal al respetable. Los precios oscilaron entre los 36 euros de la pareja más barata y los 65 de la más cara. Precisamente una de estas últimas se la llevó, tras una dura puja terciada entre dos, Juan Torres, un vecino de Raxó que es fiel cada año a la cita y al que le cargaron la puja en 62 euros: "No son caros -precisaba mientras sostenía los dos ejemplares colgados de su mano-, cada una de estas aves puede pesar 4 o 5 kilos, y la carne de un gallo de gallo de corral ronda los 9 euros kilo". "Eso sí -continúa-, te da trabajo sacrificarlos, desplumarlos y demás".

Entre el público los más ávidos calculaban al vuelo el peso del animal, condición indispensable a la hora de subir en la puja, lo que explica en buena parte la variación en los precios. Otros comentaban el coste: "para que un polluelo llegue a ser buen gallo de corral -apuntaba uno de los asiduos- debes invertir como mínimo 20 euros sobre el precio al que lo compraste". En la parte final de la subasta se pujaron varias docenas de huevos que se adjudicaron en el abanico de entre 4 y los 6 euros.

Eso sí, una cosa se demostró ayer y es que en las "poxas" del Lores, el San Benito de invierno gana al de verano. Prueba de ello es que en julio pasado se subastaron 16 parejas de gallos por las 30 de ayer, y los precios fueron también más baratos en verano en que la pareja más cara se adjudicó en 55 euros. Ayer en Lores hasta cinco parejas superaron esa cifra.

En cuanto a la celebración religiosa las misas se sucedieron a cada hora a partir de la ocho de la mañana. Pero la afluencia de gente fue mayor si cabe en las misas de tarde, una tendencia cada vez más habitual en los últimos años. Los devotos amén de llevarse su muestra de aceite "miragreiro" de la lámpara santa para, según la tradición, curar las verrugas y los males de piel, tuvieron ocasión al término de cada misa de besar la reliquia del San Benito, un minúsculo fragmento del hueso del santo guardado en un relicario y que está autentificado en el siglo XIX por el propio monasterio italiano de Montecasino el cual fundó el santo en el siglo VI de nuestra era.

La romería de San Benito de Lores es especialmente numerosa en la celebración del 11 de julio, cuando es verano, la gente disfruta de sus vacaciones y las temperaturas son mucho más agradables para disfrutar del aire libre.