El Servicio Municipal de Emergencias y Protección Civil de O Grove tuvo que movilizarse a causa de una nueva alarma de incendio, después de que apenas 24 horas antes ardiera un contenedor en O Corgo. Esta vez todo se quedó en un susto, como consecuencia de un cortocircuito originado en un inmueble de la céntrica calle Luis Seoane.
Los hechos ocurrieron en la noche del viernes y provocaron enorme expectación, ya que salía humo, se escucharon las sirenas de los vehículos de emergencias y muchos creyeron que ocurría algo realmente grave, pero no fue así.
Lo cierto es que estos días se mira con lupa cada movimiento de este servicio, constituido por los profesionales que el Concello de O Grove se ha visto obligado a contratar como trabajadores por mandato judicial.
Sus operativos son examinados minuciosamente, sobre todo desde que el gobierno socialista de Antonio Cacabelos decidió marginar a la agrupación de voluntarios de Protección Civil, que tras verse obligada a abandonar la base operativa de Borreiros sigue sin noticias sobre su futuro.
El Concello todavía no firmó el convenio de colaboración anual con dicha agrupación, y todo parece indicar que puede desaparecer por completo.
