El regato de Os Pasales que recoge las aguas desde Oubiña hasta el Umia en un tramo de algo más de un kilómetro se ha transformado en una cloaca que arrastra vertidos industriales, abonos químicos de las fincas y seguramente aguas negras de alguna de las viviendas de los alrededores.

En la tarde de ayer, el cauce estaba opaco, teñido de un color entre gris y marrón con leves pinceladas anaranjadas, de escabeche. Desde la desembocadura del afluente, hasta el puente de Cabanelas, las manchas concéntricas de grasa salpicaban el lecho del Umia, tanto que hasta una pequeña nutria escapaba por la orilla izquierda del río para apartarse de la zona contaminada mientras un cormorán levantaba rápidamente el vuelo como por instinto.

Sobre las cinco de la tarde, los responsables del club náutico O Muíño dieron la alerta del nuevo vertido al 112 y poco después efectivos del Seprona de la Guardia Civil y de la Policía Autonómica levantaron acta de la situación.

El riachuelo presentaba un aspecto lamentable porque desde la tubería manaba sin cesar agua sucia, en suelo cambadés, en el punto donde se encuentra la bomba que por lógica debería impulsar estos vertidos a la nueva y costosa depuradora construida en Ribadumia, a muy poca distancia.

El punto conflictivo está también a escasos metros de la zona denominada O Atranco, en el que ahora se construye un pequeño embalse para el suministro de agua de la isla de A Toxa.

Los responsables del Náutico O Muíño admiten que ya están hartos de denunciar la situación y de que la concesionaria Espina y Delfín no tome las medidas adecuadas. Tampoco están convencidos de la actuación de Augas de Galicia ni de los grupos ecologistas que rara vez hacen caso de estos recurrentes episodios de contaminación.

Desde que se produjo la primera denuncia apenas se intervino en el lugar. "Lo único que han hecho fue desbrozar la maleza de las orillas y eliminar el tapón de ramas en la desembocadura pero no se corrigió el problema fundamental que es frenar los vertidos al Umia", aseguran en el lugar.

La repetición del problema también ha provocado ya la reacción de algunos políticos. El responsable de Medio Ambiente de Ribadumia, José Lede cree que es momento de actuar porque "ya está bien de defender el valor ecológico y turístico del Umia cuando caminantes, pescadores o deportistas tienen que pasear al lado de una cloaca".

Lede exige a la Mancomunidad que actúe de inmediato, que no deje pasar más tiempo "porque las empresas siguen vertiendo sin control y sin que sean sancionadas. Está visto que las amenazas verbales no surten efecto", expone el edil.

Desde Ribadumia se reclama que de inmediato se convoque a los ayuntamientos afectados. "Les dimos un margen de tiempo más que suficiente para buscar una solución y que nos convoquen para tratar de resolver este asunto" y el problema trasciende las competencias municipales.