La Asociación de Productores de Aceite y Aceituna de Galicia (APAG), que agrupa ya a 45 empresas que gestionan alrededor de 81.000 olivos, propone una hoja de ruta caracterizada por la excelencia y la diferenciación, de tal modo que sea posible colocar en el mercado el producto gallego y diferenciarlo claramente del ya existente en otras regiones de España y el mundo.

Esta es una de las reflexiones planteadas ayer en el transcurso de la junta general ordinaria de socios celebrada en la parroquia valguesa de Setecoros, donde el cura Paulino Sánchez abandera un proyecto comunitario de producción de aceitunas.

En ese foro, con el sacerdote como anfitrión, se reflexionó sobre el presente del sector en Galicia, pero sobre todo se habló de su futuro, ya que se estima que en la comunidad autónoma hay ya alrededor de 300.000 plantas. De lo que se trata ahora es de "incorporar cada vez a más socios" y de seguir ampliando las zonas de cultivo, para así hacer más fuerte la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite y Aceituna de Galicia, que ya ha sido solicitada oficialmente hace un mes y que en el futuro está llamada a diferenciar al aceite de oliva virgen extra gallego frente al producto foráneo.

Así lo explican el ourensano José Antonio García, presidente de APAG, y uno de sus técnicos de campo. Se muestran convencidos de que "hay un enorme potencial para diferenciarse, ya que en España y el mundo ya hay una gran producción de aceite y aceituna, por eso lo que tenemos que hacer nosotros es apostar por algo diferente, aprovechando nuestra capacidad para seguir creciendo y el hecho de que ya dispongamos de variedades autóctonas únicas".

Lo que se busca, en definitiva, es sentar las bases de "un proceso que va a ser largo y en el que tenemos que profundizar muy poco a poco, pero que nos va a permitir colocar en el mercado un producto diferente que cotice al alza gracias a su calidad".