El gobierno de Ribadumia se reúne próximamente con la comisión parroquial para abordar la colaboración del Ayuntamiento con la obra del campanario. Una reunión que según Cachaldora podría tener lugar ya este mismo viernes.

El religioso avanza que también se convocará una reunión con los feligreses para rendir cuentas. A este respecto, apunta que la construcción ha costado en torno a 50.000 euros, de los cuales la Diputación aporta unos 25.000, mientras que con la recaudación casa a casa se han obtenido más de 12.000. La Iglesia también colabora con unos 4.000, de modo que ahora aún les quedan por obtener unos 8.000.

La parroquia suscribió un crédito con un banco para adelantar el pago a la firma constructora.

La parroquia de Sisán, en Ribadumia, está tramitando la limpieza de la fachada de la iglesia parroquial. Los vecinos demandan esta obra porque una vez terminada la construcción de la nueva torre del campanario, existe un contraste muy acusado entre la coloración de la piedra de la estructura reciente y la del resto del templo.

El religioso que se encarga de la parroquia, Manuel Cachaldora, sostiene que se están haciendo los trámites para que la administración permita acometer algún tipo de limpieza de la piedra del cuerpo central del templo. Se trata de una actuación que en última instancia tendría que autorizar la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta. Los vecinos plantean que se les permita realizar aunque solo sea una limpieza suave con agua.

La parroquia de Sisán llevó a cabo este invierno una obra largamente esperada, como es la construcción del nuevo campanario. La torre original se vio muy afectada por la caída de un rayo, en el siglo XX, y la que se construyó en su lugar era de ladrillos y cemento, materiales que empezaron a dar problemas con el paso de los años. Últimamente, los defectos de la construcción eran más acusados, de ahí que desde la parroquia se consideró que ya no se podía demorar más la construcción de un nuevo campanario.

Las obras empezaron en febrero, y durante ese tiempo los vecinos tuvieron que acomodarse a la nueva situación, accediendo al templo por una puerta lateral, y escuchando las campanadas a través de una grabación. Recientemente han concluido los trabajos, y la normalidad ha regresado a la comunidad.

La obra tuvo un coste aproximado de 50.000 euros, montante en el que se ha incluido la instalación de un nuevo pararrayos, que sobresale de una torre rematada en cruz.