La brigada que interviene en la excavación del Castro Alobre se ha limitado sobre todo a preparar el terreno para una gran intervención en los próximos meses. El tiempo, con frío y sobre todo torrenciales lluvias de este mes de febrero, apenas ha ayudado al equipo a realizar un trabajo más productivo.De hecho se han limitado a retirar la cubierta vegetal y el suelo húmico con el fin de poner al descubierto algunas estructuras arquitectónicas del poblado.

Por tanto queda en parte justificada la lentitud con la que se lleva a cabo el trabajo al ser preciso proteger los restos que todavía puedan permanecer enterrados.

Con todo, el equipo cuenta con maquinaria de obra para adelantar la obra en la medida de los posible, si bien las actuaciones más delicadas se hacen con instrumentos manuales como la azada, el rastrillo o ligerísimas espátulas, al fin de no dañar los objetos que encuentren bajo tierra.

Los expertos coinciden en que es un castro peculiar en el sentido de que es el segundo urbano, junto al de Vigo. Por ello en él que ya se actuó en numerosas etapas anteriores, alguna muy fructífera como aquella en la que se localizó el ara romana y la fíbula de Navicella.Pese a todos estos trabajos anteriores queda mucho por descubrir de este territorio al que Vilagarcía ha dado la espalda durante años, ya que es uno de los jardines más vapuleados de la ciudad por culpa del vandalismo, lo que provoca muchas reticencias de los vecinos a la hora de elegir esta zona para esparcimiento.

Otros equipos han destacado el hallazgo de una estructura que desde entonces se considera como una "telleira" romana, aunque es un asunto muy discutido a día de hoy por los profesionales. En lo que coinciden es en que hubo diversas etapas de ocupación, como se ve en las estratigrafía de los muros de sus construcciones, bien viviendas, almacenes o fábricas.