A pesar de que los primeros ejemplares no llegaron hasta septiembre de 2011, puede decirse que se ha cumplido ya el primer lustro del proyecto impulsado por el Concello de O Grove para la recuperación del "burro fariñeiro" en A Toxa.

Los animales instalados inicialmente fueron "Emilia" y "Pardo", que después de varios abortos todavía no han podido tener descendencia -cuando nazca su retoño se le llamará "Bazán"- y que en la actualidad comparten su lujosa parcela en la isla estandarte del turismo en Galicia con un macho castrado y una hembra a la que pusieron de nombre "Juana".

Este es el resultado de una iniciativa impulsada desde la concejalía de Medio Ambiente, cuando era su responsable el galeguista Alfredo Bea García que sirve para tratar de preservar esta entrañable especie de pollino, pero también para generar un aliciente añadido en el Monte Central de la isla, donde el recorrido por los senderos del Parque Forestal, la visita a la Aldea Grobit y el disfrute del parque canino pueden complementarse con el acercamiento a estos burros que se han adaptado perfectamente al entorno y con la lectura de los paneles informativos que permiten conocer la historia tanto de dichos animales como de toda la isla.

Cientos de niños, puede que miles, llegados desde diferentes colegios de O Grove y de otras localidades gallegas, como también una gran cantidad de vecinos del municipio meco y de toda la comarca, sin olvidar a los turistas, han estado en algún momento a lo largo de estos años al lado de estos mansos animales, que a pesar de las reticencias e incluso burlas que provocaron inicialmente entre algunos sectores parecen ya plenamente aceptados por el vecindario.

Además de ser un aliciente más para quienes visitan la isla y servir de base para el desarrollo de trabajos escolares, los burros ayudan a mantener viva la leyenda que dice que las aguas termales y mineromedicinales de A Toxa fueron descubiertas, precisamente, gracias a un burro. Aquel que supuestamente un vecino trasladó a la isla para que pasara sus últimos días, pero que tras beber de las aguas minerales y retozar en los fangos con propiedades termales se salvó de una muerte segura.

Con apoyo de la Xunta

El proyecto de los burros "fariñeiros" ( Equus asinus) -antiguamente usados para transportar la harina desde los molinos- estuvo financiado por la Consellería de Medio Ambiente con alrededor de 30.000 euros y permitió habilitar un recinto apropiado para los animales, justo a la entrada del territorio insular.

"Este proyecto del que muchos se burlaron acabará consolidándose como un aliciente turístico más", pronosticaba en septiembre de 2011 el edil Alfredo Bea, y lo cierto es que con más razón o sin ella, la presencia de los burros ya no pasa desapercibida a casi nadie y es frecuente ver a diario cómo reciben una gran cantidad de visitas.