La espesa niebla entre la que amanecieron ayer buena parte de los municipios de O Salnés y del territorio del Ullán, unida a las intensas granizadas que se registraron a lo largo de la mañana y primeras horas de la tarde, causaron importantes problemas para la circulación rodada de la comarca y en la actividad pesquera y marisquera de la ría de Arousa.

Varios accidentes de circulación ocurridos tanto en la AP-9 como en diversas vías secundarias -aunque parece que afortunadamente sin consecuencias graves-, complicaciones para recoger marisco o pescar en diversas zonas -especialmente en el canal de navegación de la ría y los bancos de la desembocadura del Ulla- y no pocos contratiempos para los escolares -sobre todo para aquellos que tuvieron que desplazarse a sus centros educativos cuando aún era de noche y la visibilidad resultaba completamente nula a causa de una niebla que ni siquiera dejaba ver las farolas del alumbrado público- son algunas de las consecuencias que dejaron ayer las adversidades meteorológicas.

Muy llamativo, aunque por otra parte suele ser habitual, resultó lo sucedido en el Concello de Catoira. La localidad vikinga despertó absolutamente escondida entre una niebla que no dejaba ver el viaducto del Tren de Alta Velocidad (TAV); ni siquiera situándose debajo de su estructura.

Esa espesa niebla era evidente desde Carril y Cortegada, cubriendo por completo los parques de cultivo, hasta llegar a Pontecesures, invadiendo por tanto toda la desembocadura del Ulla.

Con un sol radiante desde poco después de las ocho de la mañana -aunque a lo largo del día volvieron las nubes y las intensas precipitaciones-, la imagen de la espesa niebla resultaba todavía más espectacular.

De ella disfrutaron, entre otros, los ciudadanos que a eso de las nueve de la mañana paseaban, por ejemplo, por el litoral de Vilagarcía, Carril, Bamio y Catoira, al igual que se lo pasaron en grande quienes desde Xiabre pudieron observar con todo lujo de detalles cómo esa niebla cubría por completo el cauce fluvial del Ulla.

Y algo así se vivió también a lo largo del río Umia, del mismo modo que sucedió puntualmente en las autovías de O Salnés y de Barbanza, a una y otra orilla de la ría.