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La flota de A Illa se ha puesto a buen resguardo ante los avisos de fuerte temporal por viento y oleaje durante el fin de semana. En total son 155 los barcos afectados y sus patrones han tomado todas las precauciones posibles tras el escarmiento del ciclón "Flora" que causó verdaderos estragos en algunos buques el 14 de enero de 2010 cuando las rachas de viento alcanzaron fuerzas de 160 kilómetros por hora.

La alerta de este fin de semana era mucho más suave pues las predicciones advertían sobre ráfagas de hasta 60 nudos u 80 kilómetros por hora, es decir la mitad de potencia que en aquella fecha que ha quedado marcada en los marineros isleños, como reconoce Isidro García, uno de los afectados.

Pese a ello, con el propósito de evitar costosos daños como aquellas, ya en la tarde-noche del sábado comenzó el movimiento de una docena de embarcaciones desde el muelle de O Xufre al cercano puerto de Vilanova, pero también al de Cabodeiro y al de O Campo, todos ellos más protegidos del viento, bien por la presencia de construcciones o accidentes geográficos.

En el muelle vilanovés se encontraban atracados en la mañana de ayer una decena de grandes barcos bateeiros que seguramente no salgan a la mar hasta que se desactive la alerta, aunque como reconocen los propios marineros el mayor riesgo no está en altamar sino en las tremendas oscilaciones del barco cuando están atracados en el muelle de A Illa, porque el pantalán flotante instalado por Portos de Galicia les resulta insuficiente.

Por ello, los patrones se han visto en la tesitura de adoptar diversas medidas de prevención para asegurar su medio de vida de tal modo que además del traslado a otros puertos más resguardados todos optaron por multiplicar la seguridad con el fondeo de más anclas o bien con ataduras más complejas del barco a las boyas, para evitar su deriva. De hecho, hubo algún marinero que ante el vendaval que se registró en la mañana de ayer tomó la determinación de acudir hasta la embarcación y encender los motores para mejorar las condiciones de estabilidad.

Isidro García, propietario de uno de los barcos que embarrancó con el Flora, es crítico con la única solución que dio Portos a A Illa de Arousa para proteger las embarcaciones en el muelle local, aunque admite que el pantalán cumple con la función de frenar las mareas vivas, y consigue que el agua esté más calma en el área que cubre.

Sin embargo García entiende que es una solución poco efectiva e insuficiente para días como los de este fin de semana de alerta por temporal, pero también por el hecho de que las embarcaciones de la llamada "cuarta lista" son mucho más grandes que antes, por lo que el dique flotante no resulta suficiente ni eficaz. Otros marineros también subrayan que se trata de una estructura endeble que no resistiría siquiera el envite de una batea a la deriva dada su envergadura y peso. Pero a la vez ponen de manifiesto sus dudas acerca del mantenimiento que pueda haberse hecho de esta infraestructura y no descartan que en cualquier momento "pueda romper un amarre" por lo que se anularía la función que desempeña.

Los isleños consultados ayer sostienen que la flota de la localidad todavía tiene carencias importantes porque no solo se encuentra a la intemperie y precisa zonas de amarre para los barcos, sino al estar en mar abierto es mucho más vulnerable que otras instalaciones similares que no están en una isla.

Recientemente en FARO se publicaba la preocupación del sector por la presencia de gran cantidad de objetos flotando en la ría de Arousa y que pueden convertirse en verdaderos "proyectiles" y causar importantes daños a otros bancos, tanto atracados como los que estén en plena navegación.

Los marineros expresaban su preocupación por la conservación de sus barcos pues para esta madrugada también se esperaban vientos de gran fuerza, similares a los que se registraron en la mañana de ayer, cuando entre las seis y media y las nueve de la mañana azotó con enorme fuerza.

Eso sí aunque la cantidad de lluvia disminuyó el granizo también hizo acto de presencia, por lo que complicó las condiciones meteorológicas para los barcos que se atrevieron a salir a faenar en domingo. Con todo, por la tarde hubo momentos complicados y las olas llegaron a rebasar el polémico dique de abrigo de A Illa mientras que un mercante frenó su singladura en el interior de la ría a la espera de que amainase el temporal.

Los marineros de A Illa creen que la administración debe buscar una solución a este problema de desamparo de su principal puerto y han llegado a proponer que se construya un dique de piedra o en su caso uno de pilotes como el que se diseñó en Vilanova de Arousa "porque al dejar pasar el agua no interrumpe las mareas", explica García.

Con todo, algunos bateiros han desafiado al mal tiempo de la mañana del domingo aunque sin descuidar las precauciones.

"A las seis de la mañana nos subimos al Novo Flati pero antes de llegar a la batea regresamos al puerto porque el viento y el oleaje eran tremendos", reconoce su patrón José Portas Núñez. Sin embargo, su temor no era por la embarcación "que es muy estable" sino porque "es imposible sacar las cuerdas porque el mejillón se desprende con el viento y se pierde".

Una hora y media después pudieron cumplir con su compromiso y objetivo de cargar el barco con cerca de 9.000 kilos de mejillón que a mediodía partió en un camión frigorífico en dirección al sureste de Francia.

Portas asegura que salvo en condiciones muy malas "todos los domingos salimos a trabajar" porque así lo requiere el mercado de exportación. "Estos sacos estarán a mediodía de mañana -por hoy- en su destino".

Tras realizar esta carga, la faena del Novo Platis aún continuó por la mañana ya que todavía quedaban sacos de mejillón sobrante en sacos y en las tolvas. Por eso, a mediodía el barco volvió a zarpar, aunque esta vez, "hasta la batea más cercana" con el fin de realizar labores de reparqueo.

"Podíamos mantenerlo aquí unas horas pero es preferible devolverlo a su medio natural para que el consumidor tenga el mejor mejillón posible", señala.

Portas reconoce que la campaña de 2015 ha sido excepcional pues prácticamente "hemos podido trabajar durante todo el año". Y su afirmación tiene validez en tanto que su relación con las bateas viene desde 1983, fecha en la que adquirió la primera.

Tampoco se queja del precio que el producto mantiene en el mercado y subraya que el promedio de venta ronda los 60 céntimos de euro por kilo.

Y aunque la campaña se ha estirado al máximo, Portas afirma que todavía queda bastante molusco en las bateas, aunque son muchos los bateeiros que subrayan que apenas queda de tamaño grande o especial. "Yo siempre he cultivado el pequeño, al que llaman lacasito, porque es el preferido en países como Francia o Italia", donde los consumidores pagan precios que en España podrían parecer prohibitivos. "Recientemente estuve en París y en un bar del entorno del Sacre Coeur me pedían 6,50 euros por el kilo de mejilla", subraya el sorprendido bateeiro vilanovés.

Portas reconoce que salir en la mañana de ayer a recoger mejillón era "complicado" por las inclemencias meteorológicas pero tenían que cumplir con el compromiso de llenar el tráiler que a mediodía inició la ruta hacia el sureste de Francia y que también encontrará dificultades debido a las advertencias de nieve en cotas bajas en todo el norte peninsular.

En parte, tanto el transporte como las adversidades de la carretera, los intermediarios y los vendedores finales son los que provocan un encarecimiento del producto procedente de la ría de Arousa.

En lo que sí insiste Portas es en las excelentes condiciones que tiene. "A nosotros lo que más nos preocupa es que llegue en las mejores condiciones posibles al consumidor", explicaba ayer. El "Flati" volverá a acudir a las bateas para abastecer el mercado local.