El paso de un nuevo frente meteorológico por el noroeste peninsular también se ha hecho notar de manera evidente en la comarca. Las fases de mayor rigor se registraron en la madrugada de ayer evidenciándose sus consecuencias en puntos que sirven de referencia del agua acumulada como es el caso del río Umia que volvió a desbordar en los lugares habituales.

A su paso por la zona de As Aceñas las consecuencias de la crecida eran más que evidentes. A la cantidad de agua caída se le unía el efecto de embolsamiento que se genera debido a la maleza acumulada en el cauce del río durante el invierno. En ello tuvo mucho que ver el viento que arrastró ramas, piedras y materiales diversos que siguen en el cauce fluvial.

Las zonas peatonales próximas al lugar estaban totalmente inutilizadas. Lo mismo sucedía en otros puntos de la comarca como sucedía en Cabanelas. Lo positivo de todo ello es que con el transcurso del día, la situación se regularizó volviendo el caudal a márgenes menos problemáticos.

Pero el temporal terminó por convertirse en idóneas para la práctica de otras habilidades, como el windsurf o el kitesurf. El ejemplo de ello se pudo comprobar durante toda la jornada en las playas de A Illa y Vilanova, además de en O Grove.

El viento racheado y el mar embravecido se convirtieron en el escenario ideal para los más osados. Incluso los hubo que doblaron sesión aprovechando el día libre de obligaciones en muchos casos para disfrutar de su pasión.

Las furgonetas acudieron al aparcamiento de O Bao cargadas de útiles para la navegación en tabla y tampoco faltaron las provisiones para no tener que perder más tiempo del debido en recuperar energías.

El día de ayer dejó claro que nunca llueve a gusto de todos. Mientras algunos optaban por guardar su disfraz de carnaval para mejor ocasión, los hubo que se enfundaron el neopreno para disfrutar a rienda suelta del mar y del viento. Y parece que días como el de ayer se repetirán a lo largo de la semana. Unos se enfadan y otros se frotan las manos.