El empresario que tiene en concesión el bar de la zona recreativa de San Martiño de Meis, en la Ruta da Pedra e da Auga, está harto de esperar. "Si este mes de febrero no me dan una respuesta definitiva de qué va a pasar con el bar desmonto todo y me voy". Así de contundente se muestra después de que en mayo pasado un juzgado condenase al Ayuntamiento de Meis a derribar parte de las construcciones del bar a raíz de una denuncia de la propietaria del terreno. Transcurridos prácticamente nueve meses, sigue sin haber acuerdo entre las partes en litigio.

El alcalde, José Luis Pérez, manifestó ayer que han recurrido la sentencia de la primavera pasada y que por lo tanto procede esperar a la resolución judicial. "Aunque estamos abiertos a todas las opciones, entendemos que en primer lugar tiene que ser el juzgado el que nos diga lo que hay que hacer".

El regidor argumenta que la existencia en ese punto del bar es "de interés general", por tratarse de una zona de servicio para quienes hacen la Ruta da Pedra e da Auga y la Variante Espiritual do Salnés. También señala que aún en el supuesto de que la nueva sentencia judicial sea una vez más contraria a los intereses del Ayuntamiento, se podría optar por negociar de nuevo con la propietaria, recordándole el compromiso de darle otros terrenos en compensación en la futura concentración parcelaria de San Martiño-Armenteira. Incluso si fallase esa opción, "cabría la posibilidad de mover la edificación del bar hacia otro terreno", añade el primer edil meisino.

Pero el empresario que tiene la concesión del servicio hostelero no está por la labor de no esperar más tiempo. O al menos eso es lo que dice él. "Quiero tener este mes una reunión con los propietarios del terreno y con el Ayuntamiento y que me digan de una vez por todas que va a pasar. Quiero una respuesta ya, porque si se soluciona tengo que empezar a prepararlo todo para Semana Santa, y si no tengo que ir a recoger mis cosas", aseveró.

La sección tercera de la Audiencia Provincial de Pontevedra condenó al Ayuntamiento al considerar probado que había construido el bar sobre dos fincas de una mujer que no había dado su consentimiento para ello.