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La mitad de los polígonos cumplen seis meses abiertos de forma ininterrumpida

La mejor situación se vive en Arousa, donde la inmensa mayoría de sus bateas sufrieron el último episodio tóxico en julio -Actualmente están todos los de Galicia disponibles

Descargas de mejillón en Vilanova. // Iñaki Abella

La ausencia generalizada de biotoxinas marinas se prolonga, para satisfacción de los consumidores y de un sector bateeiro que de este modo no tiene que estar preocupado por las prohibiciones de extracción.

La situación es tan positiva que a estas alturas están disponibles absolutamente todas las bateas de cultivo de mejillón -a excepción de las de Corme, que llevan tres años de inactividad-. La inmensa mayoría de esos parques están repartidos en una treintena de polígonos que están abiertos de forma ininterrumpida desde julio -la mayor parte- y agosto del año pasado.

Ni que decir tiene que el grueso de las instalaciones acuícolas que llevan más tiempo operativas gracias a la ausencia de la popular "marea roja" están en Arousa.

Desde el verano no se han registrado cierres en los polígonos de Ribeira, A Pobra, Vilagarcía y Cambados, mientras que los de O Grove sufrieron las últimas prohibiciones en octubre e incluso noviembre.

También en la ría de Vigo hay polígonos disponibles desde el verano, en la zona de Redondela, mientras que en la ría de Pontevedra padecieron sus últimas prohibiciones de extracción por presencia de biotoxinas hace solo tres semanas.

Pero el hecho de que el grueso de la producción no se haya visto alterada desde hace seis meses es algo que, lógicamente, favorece el trabajo de los mejilloneros, que en 2015 completaron un año muy bueno para sus intereses y que en estos momentos empiezan a concentrarse cada vez en mayor número en la recolección de mejilla en el litoral, para preparar la siguiente campaña.

A la espera de que lleguen los afloramientos de primavera, y con ellos el más que previsible aumento de fitoplancton portador de biotoxinas -con los consiguientes cierres-, el trabajo se desarrolla ahora con normalidad, aunque bien es cierto que no es la mejor época para el sector.

Tanto es así que muchos ni siquiera tienen en sus cuerdas producto que vender y se dedican a recoger la cría o bien a reparar sus parques y embarcaciones.

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