La guerra que libran los bateeiros contra la Lei de Acuicultura no es exactamente la misma que mantienen cofradías de pescadores y agrupaciones de mariscadores. Aunque todos se muestran mayoritariamente en contra, las razones son bien diferentes, pues no hay que olvidar que el cultivo de mejillón en batea ya es acuicultura. De ahí la importancia de gestos como el de ayer, cuando estaba convocada una reunión de la Mesa do Mexillón, en la que están representadas las principales agrupaciones de bateeiros y la Consellería do Mar.

Los mejilloneros no acudieron a ese encuentro, en el que estaba previsto seguir discutiendo sobre las alegaciones presentadas y el modo de mejorar el anteproyecto,. Anunciaron que no irían y que no volverán a participar en ese órgano consultivo mientras no se retire el anteproyecto de la ley acuícola, lo cual se interpreta en la Xunta como "una prueba más de que no quieren diálogo ni buscan el consenso, ya que si el problema son las dudas sobre el articulado lo lógico sería que en lugar de ausentarse se sentaran a discutirlo, como ya se hizo en infinidad de ocasiones anteriores durante los últimos meses".

Lo cierto es que en la Consellería do Mar "no se entiende" la postura de los mejilloneros, ya que "todo parece indicar que no quieren mejorar la ley que planteamos, sino que sencillamente tratan de cargársela, y eso que es solo un borrador sobre el que todos podemos y debemos trabajar para buscar el máximo grado de consenso posible, aunque evidentemente no puede lograrse si no asisten a las reuniones convocadas para ello".

Hay que tener en cuenta que algunas de las demandas planteadas por el sector bateeiro ya fueron asumidas por Mar, que además de garantizarles más cuerda de cultivo en sus parques incluso se comprometió a garantizar que en sus polígonos no se instalarán jaulas de cultivo de peces.

Pero de nada ha servido porque a los productores les preocupan otros aspectos de la nueva ley, como el incremento de las sanciones en caso de que manipulen y lleven al mercado mejillón afectado por biotoxinas. Tampoco les agrada que coloquen localizadores en sus barcos y no quieren que se autorice el cambio de cultivo de ostra a mejillón, ya que, de producirse, la competencia para las 3.300 bateas mejilloneras de Galicia será un poco mayor.