Tiene claro Laura Quintáns que uno de los principales problemas en las malas experiencias como au pair parte de una mala comunicación. "Venimos a aprender inglés, a cuidar a los niños y ayudarles en ciertas tareas de la casa, pero no somos limpiadoras del hogar".

Deja claro la vilagarciana que tras el contacto inicial con la familia conviene "preguntarlo todo. Horarios, tareas, número de niños, dinero... y normalmente no hay ningún problema, pero si hay casos en los que las familias quieren aprovecharse de las circunstancias, pero yo diría que el 80% de las chicas en Irlanda están contentas con sus familias".

La comunicación con los anfitriones se convierte también en algo básico para mejorar cualquier tipo de fricción que pueda surgir, "con tener una conversación se arreglan muchas cosas. El ser honestos cuando algo no guste o incomode, es algo que los irlandeses valoran mucho. Ellos agradecen cualquier diálogo y siempre van a intentar mejorar la situación".