El PP de Vilagarcía acusa al gobierno socialista de "haber convertido a Vilagarcía en una ciudad sin ley". Según la formación conservadora, ejemplo de ello es que el entorno peatonal de la plaza de abastos "es desde hace meses un gran parking de vehículos", con "algunos problemas derivados de la confluencia de coches y viandantes".

El acceso de coches a la calle García Caamaño, ubicada entre el mercado y el río de O Con, es un problema que viene de lejos, pero que sin embargo el principal grupo de la oposición asegura se ha acentuado en los últimos meses.

El gobierno de Tomás Fole (PP) intentó sin éxito colocar bolardos para impedir el paso de vehículos a esta calle; incluso se llegó a plantear la posibilidad de identificar a los clientes de la plaza para que estacionasen durante un tiempo limitado mientras hacían sus compras en las instalaciones municipales. Pero parece que ninguna opción llegó a cuajar, pues la calle peatonal continúa siendo utilizada como un aparcamiento.

Aparte del descontrol de vehículos en la zona peatonal de las inmediaciones del mercado, el Partido Popular también denuncia el "abandono" del ejecutivo socialista de otras partes de la ciudad. "Las calles coleccionan quejas de usuarios y el libre albedrío parece haber sustituido a Varela en sus funciones de Alcaldía. Un simple paseo por la ciudad basta para detectar que hay baldosas en el suelo que están sueltas, que la limpieza no es la deseable, que las peticiones de los vecinos no son escuchadas, que los parques infantiles adolecen de mantenimiento y que si los concejales estuviesen más pendientes de sus responsabilidades que de intentar salir en las fotos, a todo el mundo le iría mejor", carga el portavoz conservador, Tomás Fole.

El exalcalde hace hincapié en el "estado lamentable de conservación" del paseo de la playa Compostela y su entorno, donde "siguen luciendo paneles informativos de las actividades del año pasado", apostilla el edil popular. Critica "el esperpento de un CIRA semiderruido" y también el mantenimiento de Fexdega. "Las terrazas siguen sumidas en una nebulosa", concluye.