Pocas causas merecen tanto la pena. La lucha contra el cáncer tiene en O Grove una referencia impresionante en la persona de Alberto Figueiro. Tras la muerte de su hermano Luis Miguel, en la península meca creció un tremendo acto de solidaridad llamado "Lúatlon". Un evento que este año no se podrá realizar porque el éxito lo ha desbordado. Pero su intención de seguir recaudando fondos le llevará en esta ocasión a recorrer a pie y en bicicleta la distancia que separa O Grove de Barcelona. Una humanidad que no tiene límites.
--Se ha visto obligado a renunciar a la posibilidad de realizar el III Lúatlon. Paradójicamente, el enorme crecimiento del evento ha terminado por ser en un problema.
-Pues sí, ya van tres años desde que perdimos a mi hermano "Lú" por una leucemia fulminante. La idea de homenajearlo, recordar a la gente que es importante colaborar en la lucha contra el cáncer y recaudar fondos para la AECC, sigue intacta. Pero como dices, ya no será posible repetir el Lúatlon popular, ya que en sólo dos años tuvo una gran repercusión y fue muchísima la gente que participó. Algo así era lo que intentaba hacer y me emocionaba conseguir tanto apoyo y el resultado que conseguimos, pero con este volumen de participación y al ser un evento 100% benéfico, se hacía ya imposible reunir el presupuesto necesario para cubrir los gastos de la carrera por las dificultades económicas actuales. Además se generaba una carga de trabajo inasumible para un proyecto personal, luego el problema de necesitar dos circuitos, uno para correr a pie y otro para la bici, que en un sitio pequeño como O Grove paraliza durante demasiado tiempo las calles.
--¿Qué sería necesario para poder seguir poniendo a O Grove en el mapa de los eventos deportivos de relevancia?
-Lo básico para llevar un proyecto así adelante, es tener clara la idea, capacidad organizativa y suficientes apoyos, especialmente económicos, pero estos últimos son los que más suelen fallar, ya que el momento económico no es bueno.
--Resulta bastante triste que no se pueda mantener un evento que reunió el pasado año a 1.400 personas y que, de cara a su tercer año, podría superar los 2.000 participantes. ¿No cree que esto debería pasar a convertirse en algo propio del pueblo?
-Mi intención era seguir celebrándolo y que cada año fuese más grande, pero prefiero mirar lo que conseguimos hacer durante dos años, con pocos medios pero trabajando mucho, muchísima gente compone el Lúatlon, desde los que me ayudaron hasta los participantes, muchas empresas nos apoyaron y los medios de comunicación también. Además el ambiente deportivo y solidario que se consiguió el día de la carrera, me pareció espectacular, emocionante. Desde el más deportista hasta el que menos, allí estaba, colaborando y disfrutando. Así que solo puedo dar las GRACIAS A TODOS, sentirme orgulloso y emocionarme por ayudarme a realizar el homenaje soñado, merecido para mi hermano y todos los afectados y colaborar con la AECC.
--Supongo que le habrá dado muchas vueltas a la cabeza.
-Sí, pero después de dos ediciones muy justito en todos los sentidos de organización y viendo desde dentro como crecía el Lúatlon, cada vez que lo pensaba quedaba claro que con lo que había no daba para más, sería un riesgo aventurarse así en la tercera, no había opción de continuar la misma línea, mejor recordar las dos grandes ediciones que conseguimos hacer.
--Cuesta hablar de final de un motivo tan ejemplar. Tampoco es cuestión de descartarlo definitivamente. ¿Deja lugar a poder hablar de un punto y aparte?
-Después de lo extraordinarios y especiales que fueron los dos primeros Luatlones, con todo lo que se consiguió, el ambiente solidario y deportivo que se formó, ahora se corta, y me parece más difícil todavía volver a repetir lo mismo. Es mejor plantear algo que pueda tener una continuidad más segura y con muchas menos necesidades.
